El subcomandante Marcos, líder del Ejército Zapatista de
Liberación, trabajó en unos grandes almacenes y en un mesón
madrileños y, durante algún tiempo, viajó por Barcelona y Sevilla,
dijo ayer en Onda Cero, aunque no quiso confesar la fecha de sus
andanzas para no dar más pistas sobre su identidad.
En una entrevista en el programa «Hoy es Domingo», y con gran
sentido del humor, Marcos dijo que había trabajado en «El Corte
Inglés», de donde le echaron porque vendía más barato de lo que
marcaban las etiquetas, y de una tasca porque se empeñó en bailar
flamenco.
También trabajo en Madrid como «carrillero», en alusión a su
faceta de vendedor ambulante en La Cibeles, y recordó desde México
el cochinillo de Cándido, en Segovia, el jamón de pata negra, y la
tortilla de patatas.
Sobre el uso publicitario de su figura, afirmó que hay «un tira
y afloja en torno a Marcos, convertirlo en un rock-star o personaje
mediático porque se trata de convertir la paz en una mercancía,
utilizando el «aplausómetro -que diría Fox- ya que se pretende
reducir el problema a las condiciones de vida de los indígenas y no
al reconocimiento cultural».
A la espera de las negociaciones que hoy se reanudan con el
Gobierno del presidente mexicano, Vicente Fox, Marcos se mostró
seguro de que cuando «nos escuche le vamos a convencer», y reiteró
que no buscan representatividad, sino legitimidad.
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