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ALEJANDRO VARELA-LIMA El debate entre los candidatos a la presidencia de Perú, Alan García y Alejandro Toledo, se convirtió ayer en un concurso de ofertas electorales, en el que no existió discusión política y ninguno respondió a las acusaciones del otro. Mientras Toledo, líder del partido populista Perú Posible, hizo algunas referencias muy críticas al gobierno que presidió García de 1985 a 1990, el ex gobernante y líder de la Acción Popular Revolucionaria Americana (APRA), acusó a su rival de consumir cocaína y tener oscuras cuentas bancarias en el extranjero.

El debate, transmitido en directo por todas las cadenas de televisión y radio peruanas y que paralizó el país, se desarrolló según unas reglas de juego muy rígidas que no favorecieron el intercambio de ideas. La más mínima improvisación o reacción espontánea de uno a las propuestas, críticas o acusaciones del otro brilló por su ausencia durante la hora y media que, aproximadamente, duró el debate, que tuvo por escenario un salón de un hotel de Lima. Según las reglas pactadas, ni siquiera las cámaras de televisión mostraron en ningún momento la imagen de uno de los candidatos mientras el otro hablaba y se limitaron a difundir una sucesión de planos medios de las exposiciones de ambos rivales.

«Es inconcebible que usted hable de narcotráfico, corrupción y derechos humanos, cuando usted tiene juicios pendientes», le dijo Toledo a García en referencia a varias acusaciones judiciales de las que ha sido objeto el líder del APRA como resultado de lo que fue su mandato presidencial. García únicamente recordó en dos ocasiones que, durante los cinco años que duró su Gobierno, el líder de Perú Posible trabajó como funcionario público al frente de una entidad financiera del Estado. Toledo también le contestó con el más absoluto mutismo a García cuando éste le acusó de consumir cocaína y administrar oscuras cuentas bancarias en el extranjero. «Usted sí tiene cuentas en el extranjero, antes de ser presidente», le dijo García a Toledo y a continuación le increpó que «un consumidor de cocaína no puede ser presidente».