El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, afirmó
ayer que los actos abominables de que fueron víctimas los judíos en
el pasado no justifican el trato que Israel está dando a los
palestinos, por lo que instó a ambas partes a terminar con las
acusaciones mutuas. Estas palabras de Annan fueron pronunciadas en
su discurso de inauguración de la Conferencia Mundial contra el
Racismo, que comenzó ayer en Durban (Sudáfrica) y que terminará el
próximo 7 de septiembre.
La Conferencia fue inaugurada por Kofi Annan, y por el
presidente sudafricano, Thabo Mbeki, ante los delegados de más de
150 países se reunían, mientras en la calle alrededor de 17.000
manifestantes desfilaban por las calles de la ciudad para pedir la
redistribución de la tierras y la retirada de Israel de los
territorios ocupados, en una marcha pacífica aunque ruidosa. Por su
parte, el presidente de la Autoridad Palestina, Yaser Arafat, pidió
en su discurso que la Conferencia se ponga «del lado de la
justicia, de la legitimidad internacional que actualmente es
pisoteada por el Gobierno israelí», y aseguró que el pueblo
palestino «siempre condenó todas las prácticas raciales sufridas
por los judíos en la historia contemporánea».
El conflicto entre israelíes y palestinos ha marcado esta cumbre
desde fechas antes de su inicio, incluida la reunión de las
organizaciones no gubernamentales (ONG) que se celebró previa a la
Conferencia el pasado martes, debido a la pretensión de las
delegaciones de los países árabes de que en sus debates se
asimilara el sionismo con el racismo. Como consecuencia de ello, el
secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, decidió el
pasado lunes no asistir a la Conferencia, con el argumento de que
durante las reuniones preparatorias se utilizó un lenguaje
«ofensivo» para Israel.
Estados Unidos está representada en la Conferencia por una
delegación de perfil intermedio dirigida por el subsecretario de
Estado para las Organizaciones Internacionales, Michael Southwick,
que llegó a última hora para evitar que se llegara a acusar a
Washington de promover un boicot total. Este diplomático ocupará
físicamente el escaño de Estados Unidos en la Conferencia, pero con
la consigna de que permanezca mudo, según informó ayer un
responsable del departamento del Estado norteamericano: tiene
instrucciones de no participar «de ninguna forma en las sesiones» y
se contentará con estar presente en la sesión de apertura.
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