Fidel Castro y Nelson Mandela participan en la Conferencia Mundial contra el Racismo que se celebra en Sudáfrica.

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ALBERTO MASEGOSA-DURBAN Algunas de las ONG, unas 3.000, representadas en la reunión adoptaron una declaración en la que se acusa al Estado judío de «genocidio» y de practicar el «apartheid» o discriminación racial, pero otras se desmarcaron y no participaron en la votación para aprobar el texto.

El director adjunto de la ONG Observatorio de Derechos Humanos, Reed Brody, dijo que el borrador del documento fue objeto de un fuerte debate y que fue abandonado en señal de protesta por los delegados de los grupos humanitarios disidentes.

De acuerdo con Brody -cuya organización, junto a otras como Amnistía Internacional, boicoteó la aprobación de la declaración-, las referencias a los supuestos crímenes contra la humanidad perpetrados por Israel «son desmedidas y reflejan un lenguaje desmesurado que no responde a la realidad».

«Israel está cometiendo crímenes de guerra y atrocidades contra el pueblo judío, pero utilizar la palabra genocidio no es exacto», comentó Brody, quien explicó que el documento adoptado está aún sujeto a «modificaciones presentadas verbalmente» y que serán introducidas en el texto antes de su publicación.

Las divergencias surgidas en el seno de las ONG se inscriben en la polémica que la situación en Oriente Medio ya provocó en los trabajos preparatorios de la reunión y que ha continuado sin interrupción a lo largo de los primeros días de conferencia, inaugurada el pasado viernes.

El intento de equiparar «sionismo con racismo» en la declaración final de la reunión -que tendrá naturaleza intergubernamental y que se adoptara de manera independiente al documento de las ONG-, motivó que el secretario estadounidense de Estado, Colin Powell, no acudiera a la cita y enviara en su representación a un delegación de bajo nivel.