Algunas de las ONG, unas 3.000, representadas en la reunión
adoptaron una declaración en la que se acusa al Estado judío de
«genocidio» y de practicar el «apartheid» o discriminación racial,
pero otras se desmarcaron y no participaron en la votación para
aprobar el texto.
El director adjunto de la ONG Observatorio de Derechos Humanos,
Reed Brody, dijo que el borrador del documento fue objeto de un
fuerte debate y que fue abandonado en señal de protesta por los
delegados de los grupos humanitarios disidentes.
De acuerdo con Brody -cuya organización, junto a otras como
Amnistía Internacional, boicoteó la aprobación de la declaración-,
las referencias a los supuestos crímenes contra la humanidad
perpetrados por Israel «son desmedidas y reflejan un lenguaje
desmesurado que no responde a la realidad».
«Israel está cometiendo crímenes de guerra y atrocidades contra
el pueblo judío, pero utilizar la palabra genocidio no es exacto»,
comentó Brody, quien explicó que el documento adoptado está aún
sujeto a «modificaciones presentadas verbalmente» y que serán
introducidas en el texto antes de su publicación.
Las divergencias surgidas en el seno de las ONG se inscriben en
la polémica que la situación en Oriente Medio ya provocó en los
trabajos preparatorios de la reunión y que ha continuado sin
interrupción a lo largo de los primeros días de conferencia,
inaugurada el pasado viernes.
El intento de equiparar «sionismo con racismo» en la declaración
final de la reunión -que tendrá naturaleza intergubernamental y que
se adoptara de manera independiente al documento de las ONG-,
motivó que el secretario estadounidense de Estado, Colin Powell, no
acudiera a la cita y enviara en su representación a un delegación
de bajo nivel.
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