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AGENCIAS-BRUSELAS/MADRID El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Wim Duisenberg, aseguró ayer ante el Parlamento Europeo que «no habrá recesión» en la zona euro, a pesar de que reconoció que «la ralentización es más grave de lo previsto». Asimismo señaló que hay indicadores que apuntan a que la recuperación ya está en marcha, que continuará en 2002 y se acelerará en 2003. Duisenberg mandó un mensaje de tranquilidad a los inversores y aseguró que «el BCE y los bancos nacionales están dispuestos a soportar todas las perturbaciones provocadas por las repercusiones en los mercados de los acontecimientos». En este sentido, Duisenberg afirmó que el sistema euro está dispuesto a prestar «cualquier tipo de ayuda» a Estados Unidos para mantener el dólar.

Por su parte, el financiero americano George Soros afirmó ayer que «se producirá una recesión económica mundial» tras la ola de atentados terroristas cometidos en EE UU. «La economía norteamericana se enfrenta a una fase muy delicada puesto que los consumidores mantendrán sus pedidos a pesar de la desaceleración económica», declaró Soros durante un foro de relaciones internacionales celebrado en Pekín. Para atender la crisis, el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) abordará en su reunión de hoy la situación de los mercados financieros internacionales y la política monetaria en la eurozona tras los atentados terroristas en EE UU.

Mercados y analistas no esperan cambios relevantes y creen que la entidad mantendrá los tipos en el área en el actual 4'25 por ciento. Michael Schubert, experto del banco alemán Commerzbank, dijo ayer que no cuenta con un abaratamiento del precio del dinero y que la entidad ya ha asegurado la liquidez en el área al realizar ayer una inyección de fondos extraordinaria en el Eurosistema.

«El banco europeo ya ha hecho lo necesario», indicó. Asimismo, el BCE decidió en el día de ayer inyectar adicionalmente liquidez en el Eurosistema por un total de 69.281 millones de euros al 4'25 por ciento de interés, mientras que Japón hacía otro tanto con 18.750 millones de euros y la Reserva Federal se mostraba dispuesta, a su vez, a suministrar liquidez a los bancos estadounidenses.