A pesar de los esfuerzos de las autoridades por recuperar una
cierta normalidad, la ciudad de Nueva York sigue sumida en una
enorme confusión y desesperanza tres días después de los atentados
contra las Torres Gemelas. Las labores de búsqueda y rescate de
supervivientes, cada vez con menos ilusiones, se vieron
dificultadas aún más por la llegada de la lluvia, que convirtió la
gran montaña de escombros del World Trade Center en un gran
barrizal, escurridizo y más peligroso aún. Se trata de la primera
ola de mal tiempo sobre la ciudad desde los atentados perpetrados
el martes.
El alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, reconoció que no
había duda de que la lluvia que cayó durante la noche y gran parte
de la mañana había dificultado las labores e incluso obligado
durante varios momentos a suspenderlas por falta de seguridad.
«Claramente las ha dificultado», dijo, «pero, al mismo tiempo,
continuamos porque todavía tenemos grandes esperanzas de que seamos
capaces de rescatar a más personas vivas» de entre los
escombros.
Agotados socorristas siguen buscando denodadamente señales de
supervivientes entre las casi 4.800 personas que se cree quedaron
sepultadas bajo lo que alguna vez fue el imponente World Trade
Center de Manhattan. Sin embargo, la búsqueda parecía cada vez más
frustrante con la caída de las lluvias que por momentos fueron
torrenciales. El rescate se ha convertido en un viaje al infierno,
según narraron bomberos, médicos, albañiles, policías y otros
especialistas que trabajan en el centro de la catástrofe
neoyorkina.
Cuentan de cabezas que asoman por las montañas de escombros;
hablan de los pies y brazos que recuperan; se quejan del humo que
les impide ver y quieren que cese el calor y el hedor del plástico
quemado. Con la cara cubierta por el sudor y el cansancio presente
en los ojos, Roi Ferlisi, bombero de Nueva York que ha estado
trabajando intensamente en la zona que correspondía a la torre sur,
recuerda que en el primer turno que hizo en la mañana de ayer
encontró «muchas extremidades» desperdigadas entre los cascotes de
acero y hormigón.
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