15/09/01 0:00
No hay palabras que puedan expresar el dolor, la impotencia e incluso la ira que una catástrofe de este calibre ha sembrado en el mundo entero. Y cuando no hay palabras, o se ha dicho ya todo, la mejor arma contra la barbarie, contra la violencia indiscriminada e irracional, es el silencio. Por eso, ciudadanos de todo el mundo decidieron entregarse ayer, durante tres minutos, a la reflexión.
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