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EFE - JERUSALÉN La reunión de Simon Peres y Yaser Arafat, prevista para hoy miércoles en Gaza, suscita la esperanza de que israelíes y palestinos puedan negociar un alto el fuego que los devuelva al proceso de paz, estancado desde enero de este año. El previsible encuentro entre el ministro de Exteriores israelí, Simon Peres, y el líder palestino, Yaser Arafat, viene precedido por dos reuniones entre Peres y dos emisarios de Arafat. En la última de esas dos reuniones, el sábado pasado, las dos partes hicieron progresos, lo que permitirá hoy a Arafat y Peres dar a conocer un comunicado conjunto llamando al alto al fuego. El comienzo de la reunión de Peres y Arafat en los territorios autónomos de Cisjordania y Gaza está previsto para las 10.30 (08.30 GMT), cuando Peres aterrice por primera vez, a bordo de un helicóptero militar, en el aeropuerto internacional Yaser Arafat.

Los ministros de los partidos de la derecha israelí en la coalición del primer ministro, Ariel Sharon, se oponen a las negociaciones de Peres con el líder palestino, al que tildan de ser «el rey de los terroristas», pero el jefe del Gobierno las autorizó. La primera fase de las negociaciones en el aeropuerto "territorio palestino donde la seguridad es controlada por Israel" se prolongará hasta las primeras horas de la tarde, pues Peres tendrá que regresar a su país antes de comenzar el Día del Perdón (Iom Kipur), jornada ritual de expiación y ayuno. Además del llamamiento a la tregua, la declaración incluirá un calendario de plazos para consolidar el alto el fuego, un período de cuatro semanas de «enfriamiento» y la aplicación de las recomendaciones de la Comisión Mitchell.

La visita a Israel del jefe de la diplomacia británica, Jack Straw, ayer, estuvo a punto de convertise en un fracaso después de que un diario iraní publicara declaraciones del propio Straw en las que afirmaba que «uno de los factores que ayuda a fomentar el terrorismo en la cólera que muchos pueblos de la región sienten desde hace años a causa de la situación en Palestina». Fue necesaria una aclaración de Blair para que el presidente israelí, Moshe Katsav, no cancelara la reunión que tenía prevista con Straw.

El malestar entre israelíes y europeos quedó también de manifiesto durante la visita del ministro francés de Exteriores, Hubert Vedrine, cuando sus acompañantes impidieron la entrada de policías israelíes en el salón del hotel donde éste se hallaba reunido con personalidades palestinas.