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RANA FAKHAR - KADAM Una bomba presuntamente dirigida contra un campo de entrenamiento de la organización Al Qaida de Osama bin Laden diezmó la empobrecida aldea afgana de Kadam, demoliendo docenas de casas y matando a familias enteras, contaron ayer, domingo, sus habitantes.

Un grupo de periodistas extranjeros conducido a este pueblo cercano a la ciudad de Jalalabad (este) por la milicia talibán, en el poder en Afganistán, fue recibido por escenas de devastación y airadas protestas de los habitantes, que preguntaban por qué Estados Unidos había desatado su ira contra ellos.

Docenas de casas quedaron reducidas a estructuras vacías y sin techo, otras fueron arrasadas. Una bomba sin explotar yacía a pocos metros del límite del pueblo, donde flotaba todavía un olor a putrefacción. El pueblo fue abandonado después del ataque, ocurrido a primera hora de la mañana del jueves. Pero la gente regresó el domingo, aparentemente instigada por los dirigentes talibán para gritar consignas antiestadounidenses y contar sus historias.

Los supervivientes estimaron el número de muertos en 180 a 230 en un poblado de casas de ladrillos de barro que no podía albergar a más de 400 personas, pero es imposible verificar esas cifras. «Ciento ochenta personas murieron aquí. ¿Por qué atacan los estadounidenses a gente inocente que no ha hecho nada contra ellos?», declaró un habitante de Kadam, Gul Ahmed. «He perdido a mis seres más cercanos y más queridos. ¿Por qué los han matado? ¿Cuál es nuestro crimen?», preguntó Haji Naziz. Otro vecino, Ziarat Jul, dijo que más de 230 personas fallecieron. Abdul Rasool, de 40 años, explicó que su casa fue arrasada. Su esposa, cuyo nombre no quiso dar, y sus tres hijos, Satik, de 6 años, Turial, de 10, y Pardes, de 15, murieron, agregó.

Rasool declaró que él se salvó porque, como ha hecho cada día de su vida adulta, se levantó antes del amanecer para asistir a la plegaria matutina. Cuando cayó la bomba, regresaba a su casa.