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Estados Unidos continuó ayer con las incursiones de comandos en el sur de Afganistán y los bombardeos sobre posiciones de la milicia talibán y reconoció que, por error, sus bombas destrozaron un asilo de ancianos. Según el Pentágono, sus ataques actuales tienen el propósito de facilitar el avance de las milicias rivales en el norte del país. La campaña de ataques sobre Afganistán, en la que Estados Unidos tiene como aliado al Reino Unido, contará pronto con la aportación de Australia. Un primer contingente de tropas australianas partió ayer de Perth para unirse a la acción.

La portavoz del Pentágono, Victoria Clarke, manifestó que durante el pasado fin de semana los aviones estadounidenses «accidentalmente» dejaron caer dos bombas de 250 kilogramos en un área residencial al noroeste de Kabul, y una de 500 kilogramos a las afueras de Herat, a 400 kilómetros al oeste de la capital afgana, donde se destruyó un asilo de ancianos. «Tenemos un cuidado extraordinario en la elección de nuestros blancos», afirmó Clarke, «y lamentamos profundamente los daños colaterales, la pérdida de vidas de civiles».

En el incidente a las afueras de Herat, según Clarke, las fuerzas estadounidenses tenían como objetivo un depósito de vehículos pero alcanzaron lo que parecía ser una residencia para ancianos. La portavoz dijo que no tenía información sobre víctimas. Stephanie Bunker, una portavoz de las Naciones Unidas en Islamabad, había indicado antes que una bomba estadounidense alcanzó un hospital militar en Herat, aunque aclaró que no tenía informes sobre las víctimas.

Los bombardeos estadounidenses se centraron ayer en las defensas talibán en los frentes de combate. Por tercer día consecutivo, los aviones estadounidenses apuntaron hacia las posiciones de la milicia integrista al norte de Kabul y en los alrededores de la ciudad de Mazar i Sharif, con el fin de romper su línea defensiva y facilitar el avance de las tropas de la Alianza del Norte hacia la capital afgana.