TW
0
EFE-ISLAMABAD Las fuerzas estadounidenses atacaron ayer con más intensidad que nunca la capital de Afganistán, Kabul, otras ciudades y las posiciones de los talibanes en los frentes, lejos de limitar los bombardeos tras los nuevos casos de «daños colaterales». Kabul, donde murieron ayer al menos nueve personas "tres de ellas niños" fue alcanzada por unas veinte bombas en la madrugada, mientras que las baterías antiaéreas de los talibán se tuvieron que emplear a fondo, después de varios días en que apenas habían tenido que abrir fuego.

Según los residentes, varias y fuertes explosiones se escucharon cerca del que fuera el aeropuerto de Kabul, convertido por las bombas en un amasijo de hierros y escombros, y se vieron enormes «bolas de fuego» a las afueras de la ciudad, donde se supone fueron alcanzados depósitos de combustible o municiones. No hubo información sobre el número de víctimas, aunque los testigos aseguraron haber oído el llanto de niños y los gritos de las mujeres durante y después de los ataques, que continuaron toda la noche hasta después del amanecer.

Las autoridades militares de Estados Unidos han tenido que reconocer que en los bombardeos volvió a atacar por error un recinto de la Cruz Roja y que una de sus bombas, también por error, cayó en un humilde barrio de viviendas. Los ataques aéreos contra los centros urbanos y la infraestructura civil de Afganistán ha ocasionado malestar en Pakistán, en las organizaciones no gubernamentales que suministran ayuda a los ciudadanos de Afganistán y en el seno de los organismos humanitarios de las Naciones Unidas.

El diario paquistaní «The Nation» publicó ayer una foto de los cadáveres de dos niños pequeños muertos en los bombardeos con escueto texto: «daños colaterales». Incluso la Alianza del Norte, que lucha en Afganistán por derrocar al régimen talibán, pidió esta misma semana, en declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores de su gobierno, Abdulá Abdulá, que Estados Unidos intente evitar los daños a civiles y que bombardee sólo los frentes en los campos de batalla, y no las ciudades.