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AGENCIAS - WASHINGTON/OTTAWA Un mes de guerra en Afganistán ha costado cerca de 200.000 millones de pesetas a Estados Unidos, según el Centro de Evaluaciones Estratégicas y Militares (CSBA), cuyo experto Steve Kosiak asegura que «la evaluación del costo de una operación militar es difícil e incierta». Por su parte, el Pentágono se negó a valuar las operaciones, pero la portavoz Susan Hansen indicó que el departamento de Defensa estadounidense cuenta con hasta 12.800 millones de dólares, de un paquete global de 40.000 millones de fondos de urgencia votados por el Congreso tras los atentados. En este caso, la evaluación de los costos «es incluso más difícil» que en otros, «dado que la operación está en curso y el departamento de Defensa ha proporcionado menos información que en operaciones precedentes», dijo Kosiak.

Tras comprobar que es vulnerable al bioterrorismo y que no está preparado para hacerle frente, el país trabaja contrarreloj para organizar las leyes que permitan a los estados organizarse en el supuesto de un ataque a gran escala. Después de la amenaza del carbunco, se trabaja con la hipótesis de que, ante un ataque con viruela, o con otro tipo de virus igualmente contagioso, pueda ser necesario poner a toda una ciudad en cuarentena, lo que significa el cierre de aeropuertos y carreteras y el control de movimientos de sus ciudadanos.

Al mismo tiempo, el Gobierno de EE UU ha firmado un contrato con un laboratorio farmacéutico para la entrega de 40 millones de dosis de vacuna contra la viruela, en lo que constituye una primera etapa de un proyecto para el almacenamiento de 300 millones de dosis, según el secretario de Sanidad estadounidense, Tommy Thompson.