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AGENCIAS - NUEVA YORK El presidente George W. Bush afirmó ayer que los terroristas preparan más muertes, y que ningún país está a salvo de ataques, incluso con armas nucleares, en un discurso ante la ONU en el que llamó a todos los países a implicarse más activamente en la guerra antiterrorista. «Ya pasó el tiempo de la compasión, y de expresar condolencias» por los atentados del 11 de setiembre contra Estados Unidos, declaró el mandatario estadounidense, en su primer discurso ante Naciones Unidas, que fue recibido por aplausos, pero sin una ovación de pie.

«Ahora llegó la hora de la acción», afirmó Bush, llamando a los países a asumir su «responsabilidad» en la lucha contra los terroristas, cortándoles las fuentes de financiamiento, no dándoles abrigo ni armas. «Cada país está concernido por esta guerra» destacó Bush, que insistió en la necesidad de que los países del mundo se comprometan más activamente en la guerra contra el terrorismo lanzada por Estados Unidos tras los atentados.

Bush subrayó ante decenas de jefes de Estado que «cualquier país es un blanco potencial» de ataques terroristas». Los terroristas «están preparando más muertes, quizás en mi país o quizás en el suyo», dijo el mandatario estadounidense, que advirtió que los terroristas «están buscando armas de destrucción masiva, las herramientas que transformarían su odio en holocausto». «No vacilarían» en utilizar «armas químicas, biológicas y nucleares cuando puedan hacerlo. Ningún remordimiento lo evitaría. Esta amenaza no puede ser ignorada. Esta amenaza no puede ser mitigada. La civilización misma, la civilización que nosotros compartimos, está amenazada», aseguró Bush.

En una posible advertencia a Irak, Bush avisó a los países que puedan «guiñar un ojo» a las acciones terroristas, de que aprendan de lo que les está ocurriendo a los talibanes, porque «nada justifica el asesinato premeditado de inocentes». Y frente a los que puedan sentir solidaridad con los terroristas por cuestiones religiosas, recordó que el islam prohíbe el asesinato y el suicidio. «Un asesino no es un mártir», sostuvo Bush, quien recalcó que «no existe el terrorista bueno».

Advirtió de que todas las naciones están implicadas en este conflicto, porque «los terroristas están planeando más asesinatos», y recalcó que «cada país es un objetivo potencial» y cada región corre el riesgo de desestabilización. Por ello, pidió una acción conjunta de todos los países para desmantelar los comandos de terroristas, sus redes de financiación internacional y sus campos de entrenamiento. Esta lucha contra el terrorismo «será un viaje largo», previno el presidente estadounidense. Pero afirmó que, si bien «el tiempo pasa, Estados Unidos nunca olvidará» los atentados terroristas del 11 de septiembre.