«Prácticamente todos» los 600 prisioneros extranjeros de la Alianza
del Norte murieron en el motín que estalló en Kalajangui, cerca de
Mazar-i-Scharif, afirmó ayer lunes la Alianza del Norte, mientras
otros miles de prisioneros talibán temen por su vida tras completar
ayer la Alianza del Norte la toma de Kunduz, donde capturó a miles
de talibanes. En el sangriento y confuso motín murieron también 40
soldados de la Alianza y un norteamericano (asesor militar o espía,
según las versiones).
Según algunas fuentes, aproximadamente un centenar de
integristas murieron ayer en Kunduz, no sólo en tiroteos y asaltos
sino también ajusticiados por soldados de la Alianza, algunos
incluso rematados a tiro limpio cuando ya estaban heridos y se
rendían. Un asesor del general Dostum, Alim Razim, dijo que sólo en
los dos últimos días, cuando las tropas de la Alianza del Norte
entraron en Kunduz, se entregaron unos 5.000 talibanes así como
otros 750 combatientes islámicos radicales procedentes de otros
países.
El sangriento y confuso incidente ocurrido el domingo en una
prisión cerca de Mazar, donde centenares de prisioneros amotinados
fueron masacrados por milicias afganas con ayuda de bombarderos
norteamericanos, no promete nada bueno a los radicales extranjeros.
Pakistán reclamó ayer a la ONU una investigación de las
circunstancias precisas de este baño de sangre.
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