Aviones del Ejército estadounidense continuaron bombardeando ayer
Kandahar, base del líder supremo talibán, el mulá Mohamed Omar, y
según fuentes militares de EE UU, las tropas de tierra de ese país
podrían participar en la ofensiva contra la ciudad, aunque
inicialmente se dijo que su misión era capturar a Osama bin Laden.
Para las fuerzas de la oposición a los talibán y sus aliados
norteamericanos, la toma del aeropuerto de Kandahar sería un paso
muy importante porque permitiría mandar refuerzos hasta las puertas
del feudo de la milicia. Los talibán que aún defienden Kandahar, en
el sur de Afganistán, deben rendirse o, si no, «morirán», según
advirtió ayer el secretario estadounidense de Defensa, Donald
Rumsfeld, quien señaló que la presencia militar norteamericana en
Afganistán es de entre 1.500 y 2.000 hombres en total.
Por otro lado, según testigos presenciales, quince civiles,
entre ellos nueve niños, fueron abatidos en un bombardeo
estadounidense cerca de Kandahar, el último feudo de los talibán en
el sur de Afganistán, y al menos doce combatientes árabes
pro-talibán murieron cerca del aeropuerto de esta ciudad.
«Si no se rinden morirán», declaró Rumsfeld al comentar en la
cadena de televisión estadounidense NBC la situación en Kandahar. A
pesar de los intensos bombardeos y del avance sobre el terreno de
los combatientes aliados, «los talibán resisten», reconoció
Rumsfeld, quien señaló que su líder, «el mulá Omar, dió
instrucciones a sus hombres para que continúen la lucha». Las
fuerzas talibán en Kandahar son aún de «miles» de combatientes,
según el secretario de Defensa, quien señaló que es «muy difícil»
establecer un número exacto.
Rumsfeld subrayó que la milicia extremista tiene entre sus filas
a más combatientes que las fuerzas pashtunes que se unieron a
Estados Unidos para luchar contra los talibán. Según el secretario
de Defensa, los combates están lejos de terminar en Afganistán.
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