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Una bomba norteamericana mató ayer a tres soldados de EE UU, y en un primer momento se pensó que pudo haber herido a Hamed Karzai, quien acababa de ser elegido primer ministro interino de Afganistán. El nuevo jefe del gobierno interino de Afganistán, Hamid Karzai, desmintió a la cadena británica Channel 4, que hubiera sido herido en un error de tiro de Estados Unidos, tal y como había afirmado el Pentágono. «¿Ya oyeron alguna vez a un hombre herido hablar así? No sucedió nada», declaró Karzai durante la entrevista. «Estoy en un lugar completamente tranquilo, a 20 km de Kandahar (sur de Afganistán)», añadió. El dirigente afgano lucha con sus fuerzas en el frente de Kandahar, y estaba reunido con miembros de las Fuerzas Especiales norteamericanas cuando se produjo el bombardeo.

El ataque que causó ocho muertos entre la coalición afgana-estadounidense fue llevado a cabo por un superbombardero B-52 en una operación de apoyo aéreo próximo contra las fuerzas talibanes al norte de la ciudad de Kandahar. La bomba, guiada por láser y de 900 kilos de peso, cayó a unos 100 metros de distancia de las posiciones de EE UU y la oposición afgana, según explicó un portavoz militar, el contraalmirante John Stufflebeem. Añadió que tampoco se sabe cuál era el objetivo exacto contra el que se ordenó el ataque y a qué distancia de él cayó la bomba, aunque se espera averiguarlo según avance la investigación.

Stufflebeem recalcó que, a pesar de la distancia, es normal que hubiera víctimas, ya que la bomba JDAM de 900 kilos «es una arma devastadora», y dijo que los pilotos tratan de estar al menos a 1'2 kilómetros de distancia de la explosión de esos proyectiles. Inicialmente se informó de que hubo dos muertos y 20 heridos, cinco de ellos en estado muy grave, y todos miembros de las Fuerzas Especiales. Durante el traslado en helicóptero de las víctimas estadounidenses y afganas a la base que la infantería de Marina ha establecido en el sur de Kandahar murió uno de los heridos más graves. El Pentágono evitó decir si el incidente ocurrió por error de las fuerzas de tierra o de la tripulación del B-52, o si hubo un problema de funcionamiento en la bomba.

Stufflebeem explicó que las fuerzas de tierra que solicitan apoyo aéreo envían las coordinadas de dónde debe caer el objetivo, y que las tripulaciones introducen los datos en los proyectiles. Este tipo de bombas guiadas por satélite tiene un dispositivo GPS que permite guiar su trayectoria hasta las coordenadas indicadas. De momento, EE UU continuará usando estas bombas, ya que el Pentágono considera que los dispositivos de guiado son «precisos». Victoria Clarke señaló que se buscan conclusiones sobre el incidente pero «todavía no hay suficiente información» para establecer una causa.