Un soldado israelí murió ayer en los incidentes en la frontera jordana.

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EFE/FRANCE PRESS-JERUSALÉN Las tres muertes se produjeron a primeras horas de ayer en la frontera entre Jordania e Israel, desde donde los atacantes dispararon primero contra una patrulla del Ejército israelí e hirieron a dos de sus soldados, y después contra los equipos de rescate y mataron a un militar judío e hirieron a otros dos. Fuentes del Ejército de Israel consideraron que quienes llevaron a cabo el ataque contra los soldados de su país «fueron terroristas palestinos que actuaron desde territorio jordano», y que se ocultaron durante varios días cerca de la frontera y observaron las actividades de los militares israelíes en la zona.

El de ayer fue el primer incidente violento que se produjo en mucho tiempo en el límite entre Jordania e Israel, que firmaron un tratado de paz en 1994, y los soldados israelíes se vieron sorprendidos por tratarse de una frontera pacífica. El incidente se produjo después de que el Gobierno del primer ministro israelí, el derechista Ariel Sharon, prohibiera a Arafat viajar de la ciudad cisjordana autónoma de Ramala, donde Israel le mantiene virtualmente confinado, a la de Belén "a siete kilómetros al sur de Jerusalén" para asistir la Misa de Gallo de Nochebuena.

Arafat, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), se encuentra en Ramala desde hace varias semanas sin poder salir de la ciudad -situada a unos veinte kilómetros al norte de Jerusalén- debido a que el Ejército israelí destruyó sus helicópteros y lo tiene prácticamente cercado con sus tanques. El Gobierno de Sharon dijo que impedirá que Arafat salga de Ramala hasta que los organismos de seguridad que dependen de él arresten a los miembros del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) que asesinaron al ministro israelí de Turismo, Rejavam Zeevi, hace poco más de dos meses en un hotel de Jerusalén.

Se trata de la primera Nochebuena y Navidad desde 1995 en las que Arafat -que regresó a Palestina en 1994- no viaja a Belén, donde entró en vigor la autonomía palestina hace poco más de seis años y donde se veían numerosas pancartas con la foto del líder palestino. Ayer continuaba la polémica en Israel en torno a la decisión del Gobierno de Sharon de no permitir que Arafat viaje a Belén -pese a las presiones de EE UU, la Unión Europea (UE), el Vaticano y el resto de la comunidad internacional-, ya que los más de 150.000 cristianos de Tierra Santa son en su gran mayoría palestinos. Ayer las críticas a nivel internacional prosiguieron.

Incluso en medios de los organismos de seguridad de Israel decían que la prohibición israelí al líder palestino «fue un gol en contra». «Arafat se queda en Ramala y goza de la solidaridad de todo el mundo», comentaba el diario israelí «Yediot Ajronot», que daba cuenta de los carteles desplegados en Belén, en los que se decía que «Sharon asesina la alegría de la Navidad», aunque ayer gozaba del apoyo de los políticos más nacionalistas.

El presidente palestino se dirigió a quienes se encontraban en la plaza del Pesebre de Belén y al mundo entero por teléfono desde su oficina en Ramala, donde encendió una vela de Navidad, con lo cual -según fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel- «se convirtió en una estrella de los medios de comunicación». Las fuentes, citadas por la prensa israelí, dijeron que la decisión de Sharon «fue estúpida», el Gran Rabino de Israel, Meir Lau, la criticó, y el propio Arafat la calificó de «criminal». Por otra parte, la organización integrista armada de la Yihad Islámica decidió hoy poner fin a todas las operaciones militares contra Israel.