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La guerra llevada a cabo por Estados Unidos en Afganistán permitió eliminar a la red de Osama bin Laden pero la dirección del movimiento terrorista se mantiene intacto, declaró ayer el nuevo ministro afgano de Interior, Yunis Qanooni. «Al Qaeda simplememte perdió en el plano geográfico pero no perdió su cúpula directiva. Al Qaeda es una red muy peligrosa», afirmó. Qanooni lanzó una llamada a la comunidad internacional para intensificar su guerra contra el terrorismo. «Una de las alternativas para combatir a Al Qaeda es que la coalición antiterrorismo continúe su campaña», estimó.

Mientras, los estadounidenses tienen bajo su control a un total de 45 prisioneros talibán o miembros de la red fundamentalista Al Qaeda, 20 de los cuales proceden de Pakistán, según informó ayer la portavoz del Pentágono, Victoria Clarke. En el centro de detención de la Infantería de Marina del aeropuerto de Kandahar (sur de Afganistán) hay 37 prisioneros que aguardan para ser interrogados por el FBI y ocho prisioneros más están en el barco de guerra Peleliu en el mar de Omán. Clarke no proporcionó la nacionalidad de los prisioneros y señaló que 20 de ellos habían sido transferidos desde Pakistán, en donde el Ejército lleva a cabo operaciones de rastreo de combatientes protalibán a la fuga. Clarke aseguró el pasado jueves que 15 prisioneros que estaban en Kandahar y ocho que estaban en el Peleliu «son talibán o miembros de Al Qaeda, y que son altos dirigentes».

El joven talibán estadounidense John Walker Lindh, un australiano y un saudí se encuentran entre los detenidos en el Peleliu. El Pentágono prepara la base naval de Guantánamo, en Cuba, como centro de reclusión de combatientes afganos de Al Qaida y del régimen talibán, a los que de momento evita calificar como prisioneros de guerra. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, confirmó ayer que se está preparando esa base, ubicada en la bahía cubana de Guantánamo, como campo de reclusión para detenidos afganos, posiblemente «una gran cantidad», por lo que no podría estar lista hasta dentro de varias semanas. «Es la menos mala» de las opciones, indicó Rumsfeld, quien afirmó ser consciente de las «desventajas» de esa elección pero, a la vez, señaló que no prevé «ningún problema» con el presidente cubano, Fidel Castro.

El Pentágono tiene ahora que decidir qué hace con los combatientes capturados en Afganistán, que califica como detenidos y no como prisioneros de guerra para, aparentemente, poderlos someter a los tribunales militares secretos instituidos por el presidente George W. Bush.