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La violencia se extendió ayer a una segunda escuela católica de Belfast, mientras el colegio de niñas Holy Cross, en el norte de la ciudad, permaneció cerrado debido a los graves disturbios registrados el miércoles. Un total de 17 vehículos fueron atacados y dañados por cuatro desconocidos en el estacionamiento del colegio católico de secundaria Our Lady of Mercy, en la zona de Ballysillan, cercana al barrio de Glenbryn, donde se encuentra el colegio de primaria Holy Cross, según informó la policía.

Los dos colegios católicos se encuentran en zonas con una población predominantemente protestante, lo que viene motivando los enfrentamientos. «Todo el mundo relacionado con la educación de nuestros niños debe estar horrorizado e indignado por este deterioro inaceptable de la situación», declaró Martin McGuinness, ministro de Educación de Irlanda del Norte y miembro del Sinn Fein, brazo político del IRA. «Ayer (por el miércoles) fue un día bastante malo y creo que había ciertas esperanzas de que prevalecería el sentido común, que la gente vería la importancia de un diálogo real y honesto para resolver el problema», manifestó McGuinnes.

«Pero la escalada posterior de todo esto ha dejado a la gente al borde de la desesperación», añadió. Unos 500 miembros de las comunidades protestante y católica protagonizaron el miércoles a la salida de la escuela de Holy Cross violentos enfrentamientos que se prolongaron durante la noche, con el resultado de 52 heridos, 48 de ellos policías. Durante los enfrentamientos se lanzaron 136 bombas incendiarias, piedras y proyectiles pirotécnicos y seis vehículos fueron quemados, pese a que unos 400 antidisturbios "200 policías y 200 soldados británicos" intentaron dispersar a los manifestantes con balas de goma.