El presidente de Pakistán, el general Pervez Musharraf, consideró
ayer que lo más probable es que el supuesto terrorista Osama bin
Laden haya muerto a causa de la afección del riñón que padece. En
una entrevista con la cadena CNN, Musharraf recordó ayer la
condición de enfermo renal de Bin Laden, de la que, posiblemente,
no estaba recibiendo el tratamiento adecuado en Afganistán pese a
que él mismo regaló al país dos máquinas de diálisis, una de ellas
para uso propio.
«Francamente, creo que está muerto», dijo el presidente de
Pakistán, en alusión al disidente saudí, «y las fotos que se han
visto en televisión lo muestran débil». El presidente paquistaní
manifestó a la CNN que Bin Laden está posiblemente muerto y, si no,
«como segunda prioridad, diría que está vivo en algún lugar de
Afganistán». El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, aseguró
ayer que desconoce si Bin Laden ha muerto, pero «no creo que el
presidente lo considerara poco grato», refiriéndose a George W.
Bush.
Por su parte, varios miembros de la red Al Qaeda de Bin Laden y
de la organización fundamentalista islámica somalí Al Itihaad al
Islamiya llegaron la semana pasada a Somalia, afirmó ayer en Addis
Abeba el jefe de guerra Hussein Mohamed Aidid, opositor al régimen
somalí de transición. Se trata del jeque Abdurahmán Jalid Zubeir,
de Arabia Saudí, del jeque Abdelá Al-Mahdi, de Yemen, del jeque
Abdelmejid y del jeque Zeit Abu Mussa, de Egipto, y de cuatro
miembros de Al Ittihad, organización a la que Washington acusa de
estar relacionada con la red Al Qaeda, declaró a la prensa Aidid,
copresidente de una coalición de jefes de facciones opuestas al
Gobierno Nacional de Transición.
En cuanto a los presos, un equipo del Comité Internacional de la
Cruz Roja inicia ayer la supervisión de las condiciones en las que
Estados Unidos tiene en Guantánamo (Cuba) a los más de cien
prisioneros talibanes y de Al Qaida trasladados allí recientemente
desde Afganistán. Aunque las autoridades estadounidenses subrayan
que los 110 prisioneros capturados en Afganistán y retenidos en
Guantánamo están siendo tratados humanitariamente, algunos grupos
internacionales pro defensa de los derechos humanos critican la
decisión de Washington. Un portavoz de la Cruz Roja en Washington
dijo ayer que los observadores supervisarán las celdas, el
contenido calórico de las comidas y los servicios médicos que
reciben, y también se entrevistarán con el jefe de la base, el
general Mike Lehnert y con el guardián jefe, el coronel Terry
Carrico.
Finalmente, señalar que la puesta en marcha ayer de nuevas y más
drásticas medidas de seguridad en los 453 aeropuertos comerciales
de EE UU no ocasionó las grandes demoras que se temían, pero
obligaron a la formación de largas filas de viajeros y tediosas
esperas. El secretario del Transporte, Norman Mineta, pidió ayer a
los estadounidenses «armarse de paciencia» ante la puesta en
práctica de las disposiciones severas de seguridad. «La paciencia
es una nueva forma de patriotismo», precisó el funcionario, quien
se mantiene en constante comunicación con otras autoridades
responsables de la seguridad aeroportuaria para determinar el
funcionamiento correcto de todas las disposiciones por parte de las
aerolíneas y de las terminales aéreas.
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