La aviación israelí volvió a bombardear objetivos asociados a la
Autoridad Nacional Palestina en el norte de la franja de Gaza,
hiriendo de diversa consideración a al menos 70 personas. Esta
nueva ofensiva aérea, la tercera desde el domingo, sucedió a una
incursión con tanques y blindados en la ciudad autónoma palestina
de Nablús, en el norte de Cisjordania. Los bombardeos fueron
fuertemente criticados por el enviado especial de Naciones Unidas
para Oriente Próximo, Terje Larsen, después de que dos de sus
funcionarios resultaran heridos en la ofensiva del domingo.
Por otra parte, mientras las Brigadas de los Mártires de Al
Aksa, un grupo armado cercano a Al Fatáh, el movimiento liderado
por el presidente palestino, Yaser Arafat, anunciaba ayer estar
estudiando la posibilidad de disolverse, cerca de 300 manifestantes
palestinos asaltaban ayer por la tarde la prisión de Hebrón, en el
sur de Cisjordania, procediendo a dejar en libertad a los presos
islamistas que se encontraban en ella.
Helicópteros Apache y cazabombarderos F-16 lanzaron varios
misiles contra las dependencias de los cuerpos de seguridad
palestinos ubicados dentro del complejo presidencial en la ciudad
de Gaza. Según fuentes sanitarias palestinas, 70 personas
resultaron heridas, cuatro de ellas graves, como consecuencia del
impacto de los proyectiles. Entre los heridos hubo también un
periodista estadounidense, que sufrió algunos cortes debido a los
cristales que salieron desprendidos por efecto de la onda
expansiva. El coordinador especial de Naciones Unidas para Oriente
Próximo, el noruego Terje Roed Larsen, criticó duramente la
ofensiva militar israelí, que calificó de «desproporcionada» e
«inaceptable».
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