Los dos militares que se pronunciaron la pasada semana contra el
gobierno del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se pusieron ayer
a disposición de las autoridades castrenses del país para explicar
los motivos de su disidencia. El coronel venezolano Pedro Soto se
presentó a las autoridades de la Fuerza Aérea para expresarles los
motivos de sus críticas a Chávez, cinco días después de pedir la
dimisión del presidente y casi a punto de vencer el ultimátum de 72
horas dado por sus superiores para entregarse voluntariamente.
La entrega de Soto coincidió con la del capitán de la Guardia
Nacional (GN, policía militarizada) Pedro Flores, quien también
acudió a la Comandancia General de ese cuerpo de seguridad para dar
las oportunas explicaciones a su jefe, el general Francisco
Belisario Landis, uno de los militares de confianza de Chávez. En
declaraciones a los periodistas, Soto dijo que no se entregaba a
las autoridades castrenses, sino que se presentaba ante ellas para
no ser declarado desertor antes del mediodía de hoy (16.00
GMT).
El coronel se mostró dispuesto a apegarse «a todos los
reglamentos vigentes», al referirse a las posibles sanciones a las
que podría ser sometido, entre ellas su expulsión de la Fuerza
Armada Nacional (FAN). Flores, arropado por un pequeño grupo de
simpatizantes, dijo a los periodistas que su postura solidaria con
Soto era por motivos de conciencia ante la situación que atraviesa
el país con Chávez a la cabeza. La cúpula militar decidirá a partir
de ahora qué hacer con los dos militares que alzaron su voz contra
el jefe del Estado y comandante en jefe de la Fuerza Armada
Nacional (FAN), Hugo Chávez.
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