Unos desconocidos armados atacaron un puesto de la Fuerza
Internacional de Seguridad (ISAF) la mañana de ayer sábado en
Kabul, con un saldo de un muerto y cinco heridos, haciendo aumentar
brutalmente la tensión en la capital afgana, tras el asesinato el
jueves de un ministro. Fue el primer ataque contra soldados de la
Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad desplegada desde
el pasado 22 de diciembre en Kabul y sus alrededores bajo mandato
de la ONU. Un puesto de observación británico fue atacado por unos
desconocidos y los soldados del segundo batallón de paracaidistas
respondieron al fuego, indicó el coronel Richard Barrons, jefe del
estado mayor de la ISAF, en una improvisada rueda de prensa.
Los atacantes huyeron en un coche y el personal del puesto de
observación fue evacuado, explicó el coronel. Poco después se
encontró a una persona muerta y otras cinco heridas en una casa
cercana, según un portavoz del Ministerio. Ninguno de los
paracaidistas resultó herido en el incidente, agregó el portavoz,
quien indicó que se ha abierto una investigación sobre lo ocurrido.
Por el momento se desconoce la nacionalidad de las víctimas. La
tensión aumentó bruscamente en Kabul después del linchamiento el
jueves en el aeropuerto de Kabul del ministro de Aviación, Abdul
Rahmán, en circunstancias controvertidas, en una muestra de la
fragilidad del nuevo poder que sucedió a los talibanes derrocados
por la ofensiva militar estadounidense que empezó el pasado 7 de
octubre.
Varias personas, entre ellas responsables gubernamentales,
fueron detenidas el sábado en el marco de la investigación por la
muerte del ministro, cuyos funerales tuvieron lugar el sábado. El
número uno afgano, el pashtún monárquico Hamid Karzai, desató la
polémica el viernes al acusar a altos responsables de seguridad de
su administración de haber «asesinado» a Rahmán. El primer ministro
afgano interino, Hamid Karzai, apeló a la población para que
renuncie a la violencia, durante el entierro del ministro de
Aviación Civil, Abdul Rahman, y poco después de que el ataque
contra un puesto de las tropas internacionales demostrara la
fragilidad de la seguridad en Kabul.
«Debemos dejar de matarnos, de asesinarnos, de apuñalarnos»,
pidió Karzai ante la tumba del ministro afgano. El cadáver de
Rahman, envuelto en la bandera afgana roja, negra y verde
restaurada por el nuevo Gobierno, recorrió la calles de la capital
afgana. De otra parte, un funcionario del gobierno afgano señaló
que informes de la inteligencia revelan que el mulá Omar sigue
escondido en una provincia del centro de Afganistán. «Omar sigue en
el mismo lugar. Pensamos que está en la zona noroeste de Uruzgán»,
dijo Pashtoon.
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