Al menos 56 personas murieron ayer en el ataque perpetrado por una
multitud enfervorecida, presuntamente musulmanes, contra un tren en
el que viajaba un numeroso grupo de radicales hindúes que venían de
participar en un encuentro sobre la controvertida construcción de
un templo sobre las ruinas de la antigua mezquita de Babri, en
Ayodhya (norte), destruida por los hindúes en 1992. Este proyecto
está caldeando el ambiente desde hace varias semanas, y tras la
masacre de ayer las autoridades han instaurado el toque de queda en
la región hasta que los ánimos se calmen y que se temen nuevos
enfrentamientos.
El ataque tuvo lugar a la altura de la localidad de Godhra, en
el Estado de Gujarat (noroeste). Según informó Jayanti Ravi,
responsable del distrito de Panchamal, entre las víctimas mortales
hay 14 niños que se encontraban entre los 75 pasajeros de uno de
los compartimentos del tren que quedaron completamente calcinados,
después de que los vecinos de Godhra atacaran el convoy a unos 500
metros de la estación. Esta región del país está poblada
mayoritariamente por musulmanes, por lo que todo indica que el
ataque habría venido motivado por cuestiones religiosas.
Para evitar que los incidentes se extiendan a otras ciudades del
Estado, el ministro de Interior de Gujarat, Gordhan Zadaphia,
indicó que se habían dado órdenes a la Policía de disparar para
evitar nuevos incidentes, y que se habían desplegado fuerzas
adicionales en esta localidad. Además, las autoridades locales han
decretado un toque de queda indefinido y el primer ministro del
Estado, Narendra Modi, ha ordenado una investigación. En el ataque
resultaron heridas 38 personas.
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