El primer ministro israelí, Ariel Sharon, advirtió ayer de que si
llegasen a producirse «atentados terroristas», Israel se reservará
el derecho de responder hasta que se concrete el acuerdo del alto
al fuego, y también si se registraran después de firmado. Sharon
hizo esa afirmación en la reunión semanal del Consejo de Ministros,
poco antes de que una joven israelí muriera y otros 24 resultaran
heridos de diversa consideración en dos ataques palestinos en la
ciudad de Kfar Saba, al noreste de Tel Aviv, y en un cruce en el
norte de Jerusalén. La joven, de 17 años, fue víctima de los
disparos de un activista de 26 años procedente de Naplusa, que
también le costó la vida al palestino. Unas dos horas después, un
suicida de la Yihad Islámica hacía estallar una carga explosiva
junto a un autobús de línea israelí en el cruce de la Colina
Francesa, una zona conquistada por Israel en 1967. Catorce
israelíes resultaron heridos como consecuencia de la deflagración,
que causó la muerte al terrorista.
En la filas palestinas se registraron ayer otras tres víctimas
mortales, entre ellas un colaboracionista con Israel asesinado en
la aldea cisjordana de Hares y un integrista que conducía un coche
bomba. También murió un miliciano de las Brigadas de Al Aksa
abatido por soldados israelíes en la ciudad de Belén, donde el
Ejército efectuó ayer nuevas incursiones con blindados. Y es que, a
pesar de la presencia de Zinni en la zona, que en las dos últimas
jornadas había reducido los enfrentamientos, israelíes y palestinos
se hallan en un círculo vicioso. Los primeros exigen que la ANP
asuma la responsabilidad en el terreno e impida los ataques de sus
milicianos antes de que el Ejército les devuelva las zonas que ha
conquistado en las últimas semanas.
Los segundos exigen el mismo proceso pero a la inversa, con el
atenuante de que no se sentarán a negociar ningún cese de las
hostilidades si no ven antes una retirada, aseguraron fuentes
palestinas. La derecha nacionalista israelí ha aprovechado los dos
atentados para tratar de convencer a Sharon de que suspenda sus
planes de ceder en la exigencia a los palestinos de que respeten
«siete días de calma», antes de retirar al Ejército a las
posiciones que ocupaba antes de comenzar la actual Intifada. «El
trayecto por el que vamos es completamente erróneo, y conducirá a
una grave ola de atentados en la que los palestinos escogerán los
tiempos (para golpearnos)», afirmó el ministro israelí de Seguridad
Interior, el derechista Uzi Landau. «No puede ser que nosotros
cedamos y los palestinos se atrincheren en sus exigencias (de una
retirada)», agregó el ministro, quien también pidió a Sharon que
devuelva al Ejército la libertad de acción en Cisjordania y
Gaza.
Por su parte, Zinni, que ve como por momentos se le complican
sus gestiones por la intransigencia de ambas partes, condenó los
atentados en Israel y aseguró que éstos no frustrarán su misión.
«No me desviarán de mis esfuerzos y seguiré trabajando con ambas
partes para conseguir poner fin al conflicto palestino-israelí»,
aseguró el mediador en un comunicado difundido en Jerusalén. «Es
imprescindible que la ANP asuma la responsabilidad, combata el
terrorismo y castigue a los responsables», dice la nota de prensa,
en la que se agrega que «ahora es el momento de un alto el fuego,
aplicar el Plan Tennet y reanudar las conversaciones de paz. No hay
ninguna justificación ni excusa para acciones de terror». Zinni se
entrevistó ayer por la tarde en Ramala con el presidente palestino,
Yaser Arafat, por tercera vez desde que llegó a la región, y anoche
volví a entrevistarse con Sharon.
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