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Cientos de argentinos hicieron ayer penosas filas para comprar dólares «baratos», a 2'9 pesos, vendidos en doce bancos y una agencia de cambios «por cuenta y orden» del Banco Central en su lucha por frenar el alza de la moneda de EE UU. La caída libre del peso argentino se produce a pesar de una serie de medidas gubernamentales de control en el mercado que no han evitado que ayer el dólar se pagara a 3'95 pesos. Tras la caída del viernes, cuando el dólar pasó de 2'60 a 3'10 pesos, llevó al Gobierno a decidir a partir de ayer un control estricto sobre el mercado de divisas.

Se ha limitado el horario de atención de las casas de cambio desde las 11.30 hasta las 15 (tres horas y media menos), se ha fijado un tope de venta libre de 1.000 dólares por persona y 10.000 por empresa y se habilitó a los bancos públicos y privados a vender a un valor previamente establecido. Además, el Banco Central ha interrumpido los préstamos a corto plazo que otorga a entidades financieras con problemas de caja, para evitar que esos fondos sean usados para comprar divisas extranjeras y especular con la suba del tipo de cambio.

Sin embargo, las medidas del Gobierno argentino no han tenido el efecto esperado y el dólar se cotizó con grandes diferencias, entre 3'5 y 3'7 pesos según los casos, en los bancos y agencias que no se adhirieron al sistema de venta minorista ofrecido ayer por el Banco Central junto con nuevas regulaciones para el mercado de divisas. Las nuevas normas, aplicadas debido a que el dólar cerró a 3'05 pesos el viernes último, encarecieron los préstamos de asistencia a los bancos y acentuaron el control del dinero en efectivo en circulación, entre otros efectos.