El primer Tribunal Penal Internacional permanente entrará en vigor
a partir del 1 de julio al superar ayer las sesenta ratificaciones
requeridas, a pesar de la oposición de EE UU. Decenas de defensores
del Estatuto de Roma, que en 1998 sentó las bases del TPI,
rompieron en manifestaciones de júbilo después de que diez naciones
depositaran los instrumentos de ratificación en una ceremonia en la
sede de las Naciones Unidas en Nueva York. «Hemos pasado una página
de la historia de la Humanidad», afirmó el subsecretario para
Asuntos Legales de la ONU, Hans Corell, al recibir los documentos
presentados en conjunto por los representantes de
Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Camboya, República Democrática del
Congo, Irlanda, Jordania, Mongolia, Nigeria, Rumanía y Eslovaquia.
Durante la ceremonia, el embajador español Juan Antonio
Yáñez-Barnuevo, en nombre de la Unión Europa -uno de los bloques
que ha trabajado más por la creación del TPI-, recalcó que este
momento es de «especial trascendencia» porque asegura la creación
del tribunal, a la que definió como «la primera gran institución
que nace con el nuevo milenio». Yáñez-Barnuevo recordó que cuando
el estatuto fue aprobado por la Conferencia diplomática de Roma el
17 de julio de 1998, muchos pensaban que su entrada en vigor se
demoraría lustros, pero sólo se han necesitado cuatro años. Con
estas adhesiones, 66 países han ratificado ya el Estatuto de Roma,
seis más de los necesarios para su entrada en vigor.
El tribunal, que tendrá sede en La Haya (Holanda), tiene
previsto comenzar a funcionar el año que viene y su objetivo
principal será enjuiciar los crímenes de genocidio, agresión, de
guerra y de lesa humanidad que cometan individuos, desde jefes de
Estado a ciudadanos comunes. Tales crímenes no prescribirán. De los
cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad con derecho a
veto, China todavía no ha firmado y Estados Unidos y Rusia lo han
hecho pero no lo han ratificado, mientras que Francia y el Reino
Unido completaron hace tiempo el proceso.
El ala más conservadora del Congreso estadounidense quiere que
el presidente del país, Bush, revoque la firma del tratado, algo
que sentaría un peligroso precedente internacional, según las
organizaciones no gubernamentales. El secretario general de
Naciones Unidas, Kofi Annan, declaró que la puesta en marcha del
TPI constituye «un golpe decisivo a la impunidad».
En rueda de prensa desde Roma, difundida en directo por
videoconferencia en la sede de Naciones Unidas de Nueva York, Annan
añadió: «De aquí al próximo año, el Tribunal estará instalado y en
funcionamiento». «El viejo sueño de un tribunal criminal
internacional permanente va a ser realidad. Se acaba de dar un
golpe decisivo a la impunidad», afirmó Annan, poco después de la
ceremonia celebrada en Nueva York con motivo de la ratificación del
Estatuto de Roma para la creación del TPI del último de los 60
Estados que se requerían como mínimo para la puesta en marcha del
tribunal.
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