Tres mil personas, entre hombres, mujeres y niños se han quedado
sin hogar, según la ONU, y deambulan por las calles del campo de
Jenín en busca de familiares y amigos desaparecidos. Las noticias
sobre masacres y el enterramiento de los cadáveres de palestinos en
fosas comunes por parte del Ejército para «maquillar» el campo
antes de abandonarlo, han concentrado en los alrededores a un
sinnúmero de reporteros, miembros de organizaciones humanitarias,
familiares y, sobre todo, ambulancias.
La dirección palestina acusó ayer al Ejército israelí de cometer
una serie de «masacres», en particular en la ciudad y el campamento
de refugiados de Jenín y pidió el envío de observadores
internacionales a la zona para poner fin a esta situación. «Jenín y
su campamento fueron blanco de bombardeos y de disparos de
ametralladoras, de helicópteros Apache y de tanques de las fuerzas
de ocupación israelí que cometieron estas últimas horas masacres
masivas», afirmó un portavoz de la dirección palestina en un
comunicado. «Los tanques israelíes destruyen las casas por encima
de la cabeza de sus habitantes enterrando los cuerpos de los
mártires para disimular los crímenes terroristas», agrega el
texto.
La oficina del portavoz militar israelí, Ron Kitrey, desmintió
poco después que los cadáveres de los palestinos muertos en el
campo de refugiados de Jenín sean enterrados en fosas comunes. «Los
muertos son enterrados uno a uno con la cooperación de la Cruz Roja
Internacional y del Rabinato de Israel», dijo un portavoz de esa
unidad de información de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, Cruz
Roja Internacional y Media Luna Roja no ha sido autorizado por las
autoridades israelíes a entrar en el campo, dijeron fuentes de esa
segunda organización médica. Sus funcionarios están esperando en
Jenín.
Los refugiados que salen del campo cuentan que los soldados
israelíes «concentran y entierran a los cadáveres», y recogen
también a los heridos, pero las fuentes de Cruz Roja y Media Luna
Roja no habían podido confirmarlo, por impedírseles el paso. El
Ejército anunció ayer haber detenido a más de 4.000 palestinos
desde que comenzara su ofensiva contra Cisjordania el pasado 29 de
marzo, de las cuales cerca de la mitad fueron arrestadas el
miércoles en Jenín.
Entre tanto, el Gobierno de Ariel Sharon hace oídos sordos a las
insistentes exigencias por parte de la comunidad internacional y de
su principal aliado, EE UU, para que ordene una retirada inmediata
de las ciudades, aldeas y campos de refugiados palestinos, política
que, según insistió ayer el premier israelí, «continuará hasta que
los terroristas se rindan». Precisamente, anoche el secretario de
Estado de EE UU, Colin Powell, llegó a Israel.
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