Unos 12 millones de electores podrán acudir a los colegios
electorales para elegir a los 150 representantes a la Cámara Baja
del Parlamento, y de forma indirecta, al que será el próximo primer
ministro durante cuatro años. La gran incógnita a despejar es la
cantidad de votos que alcanzará el partido de Fortuyn (LPF), al que
las últimas encuestas auguran 28 escaños, lo que le convertiría en
el segundo más grande tras los democristianos del CDA. Sin embargo,
los sondeos realizados tras el asesinato no gozan de plena
credibilidad y hay analistas que prevén que su crecimiento puede
ser aún mayor y convertirse en la primera fuerza política, pese a
su falta de programa y de candidatos con experiencia política.
Otros aseguran que perderá el voto de los indecisos, alrededor del
40 por ciento del electorado, y que éstos se refugiarán en los
partidos tradicionales.
El gran perdedor de está contienda será sin duda el laborista
Pvda, que según los sondeos pasará de 45 a 25 escaños, situándose
en tercera posición, empatado con el liberal VVD. No faltan ya
quienes desde el seno del partido piden la cabeza de su líder, Ad
Melkert, y exigen su dimisión en caso de que se produzca la
anunciada debacle. También se sigue con atención la evolución de
los verdes de GroenLinks, a quienes algunos auguraron una pérdida
de votos por su cercanía con los movimientos ecologistas de los que
procede el presunto asesino de Fortuyn, Volkert van der Graaf. A la
incertidumbre contribuye que los partidos decidieran la semana
pasada detener la campaña política en señal de duelo y respeto por
el asesinado, lo que ha dejado en superioridad de condiciones al
partido de Fortuyn, cuyos miembros están continuamente en los
medios de comunicación.
Las explosivas declaraciones de su recién estrenado presidente,
Peter Langendam, que acusó con nombre y apellido a los líderes de
la izquierda de ser «corresponsables» del asesinato causaron el
último gran terremoto de estos días en el mundo político. El primer
ministro holandés, Wim Kok, se mostró muy dolido y manifestó su
preocupación por la «irresponsabilidad» de las declaraciones y por
«las graves consecuencias» que pueden tener en el momento actual de
desconcierto. Para acallar las mayores preocupaciones, el Gobierno
anunció ayer la creación de una comisión de cinco personas que
investigará si se cometieron errores en la protección del líder
asesinado. La policía detuvo ayer a tres personas que el pasado mes
de marzo recibieron a tartazos al líder populista cuando se
disponía a dar una rueda de prensa.
Por si aún no estaba enrarecido el clima político, Langendam
anunció que dimitirá inmediatamente de su cargo tras la elecciones
generales de hoy. Langedam se siente responsable de una
«polarización muy negativa» en el seno del LPF después de sus
acusaciones. El anuncio de la dimisión de Langedam corrobora las
sospechas de división existentes dentro del LPF, un partido que
nació hace apenas dos meses y que carece de miembros con
experiencia política. Tras el asesinato de Fortuyn, la directiva se
negó a nombrar a otra persona que lo sustituyera a la espera de
conocer los resultados de los comicios electorales.
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