TW
0
EFE-REIKIAVIK Rusia y la OTAN, los viejos adversarios de la Guerra Fría, dieron ayer por definitivamente enterrado ese periodo de confrontación con el anuncio del acuerdo para crear un «consejo a veinte» en el que Moscú se sentará en pie de igualdad con los 19 países de la Alianza Atlántica. El acuerdo fue anunciado tras una reunión de los ministros de Exteriores de los países de la OTAN con su colega ruso, Igor Ivanov, en la simbólica ciudad de Reikiaviv, donde en 1986 el ex líder soviético Mijail Gorbachov y el entonces presidente de EE UU, Ronald Reagan, comenzaron el camino del desarme y la distensión.

Los ministros dieron ayer por concluido el acuerdo sobre los «principios, funcionamiento y programa de trabajo» del nuevo órgano, que será solemnemente firmado por los veinte jefes de Estado y de Gobierno aliados y ruso el 28 de mayo en Roma. Las áreas sobre las que tendrá competencias el nuevo consejo son la lucha contra el terrorismo, gestión de crisis, no proliferación, control de armas y medidas de confianza, defensa de misiles de teatro, búsqueda y salvamento en el mar, cooperación militar y reforma de defensa y emergencias civiles, así como nuevos peligros y amenazas. Robertson dijo que esa relación «es solo la lista inicial» y que «queremos poner el acento en buscar posiciones comunes, soluciones comunes, y si fuera apropiado, acciones comunes» en esas áreas.

Al mismo tiempo destacó que el nuevo órgano preservará la «autonomía» tanto de la OTAN como de la Federación Rusa y no consideró imposible que se puedan alcanzar decisiones a «veinte», aunque reconoció que muchas veces es difícil conseguirlo entre los socios atlánticos. El ministro ruso de Exteriores destacó a su vez que este acuerdo «abre una nueva era de asociación» y es, de hecho, un primer paso hacia «la creación de una auténtica relación de socios». La actual situación mundial «requiere una unión de fuerzas frente a la amenaza global del terrorismo» y el nuevo mecanismo acordado hoy «es el camino para hacerle frente», señaló Ivanov.

El ministro ruso destacó la importancia que los atentados del 11 de septiembre han tenido para lanzar la nueva relación entre la OTAN y Rusia al considerar «obvio» que «los mecanismos existentes estaban lejos de ser los adecuados» para garantizar la seguridad. Con la creación de este órgano «tenemos la voluntad y el mecanismo para construir una paz cooperativa, duradera e integradora a través de Europa», sostuvo Robertson, quien opinó que su resultado dependerá «de la voluntad política de los participantes». «Nos movemos en aguas desconocidas», reconoció el dirigente aliado ante las numerosas incógnitas que se abren ahora sobre el funcionamiento del nuevo consejo.

El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, destacó por su parte que se protege plenamente «la independencia de actuación» de ambas partes. Moscú pretende evitar a toda costa que el nuevo organismo se convierta en un reflejo del actual Consejo Permanente Conjunto, creado en mayo de 1997 en virtud del Acta Fundacional, y que es meramente consultivo. Para el ministro español de Exteriores, Josep Piqué, «sería un profundo error hacer un ejercicio de mero voluntarismo político» con la creación del nuevo consejo.