Una nueva alerta indefinida sobre posibles planes de Al Qaeda para
cometer atentados de gran magnitud contra EE UU no frenó ayer la
creciente controversia sobre el mal uso de información que tal vez
pudo prevenir los atentados del 11 de septiembre. La alerta no
tiene datos concretos sobre posibles objetivos, métodos o fechas
-igual que la mayoría de alarmas dadas en EE UU desde septiembre-
pero cambió el tono de la discusión pública, centrada en los
últimos días en los fallos del FBI y el Gobierno en prevenir los
ataques del año pasado con la información que tenían.
La nueva alerta procede de la detección de comunicaciones de
presuntos miembros de Al Qaeda, que apuntan a la probabilidad de
nuevos atentados de gran envergadura en el país, similares o
mayores a los del 11 de septiembre. «Hay un cierto nivel de ruido
que indica que ese esfuerzo (para cometer atentados) va a
continuar», dijo ayer el vicepresidente estadounidense, Dick
Cheney.
La consejera de Seguridad Nacional de la Casa Blanca,
Condoleezza Rice, reconoció que han manejado esas comunicaciones
durante «un buen tiempo, no son nuevas», pero precisó que se ha
dado el aviso porque la actividad de los mensajes ha aumentado.
Preguntada por qué se divulgaba esta alerta si no hay nada que sea
realmente nuevo, respondió que «a veces el volumen de información
es mayor».
El FBI anunció este fin de semana que ha avisado a los gerentes
de grandes edificios de apartamentos sobre un posible sistema
terrorista que consistiría en alquilar un apartamento, almacenar
ahí explosivos y luego hacer explotar el edificio.
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