El presidente electo de Colombia, Alvaro Uribe, ha comenzado a
trabajar ya en la formación de su equipo de Gobierno, que contará
con un «gerente» para ayudar en el traspaso de funciones desde la
Administración saliente de Andrés Pastrana. La designación de los
que serán sus colaboradores en los próximos cuatro años ocupa desde
ayer a Uribe, junto a la búsqueda de una mediación internacional
para superar el conflicto armado interno, explicó el próximo
gobernante.
El político, economista de 49 años, ganó la presidencia en la
primera vuelta de los comicios, con casi 5'83 millones de votos,
que equivalen a poco más de 53 por ciento del total de sufragios
válidos que los colombianos depositaron en la jornada del domingo.
Este disidente del Partido Liberal ganó las elecciones como
candidato del movimiento Primero Colombia, al que se adhirió el
gubernamental Partido Conservador, que no presentó aspirante
propio. El presidente electo advirtió de que su «gran preocupación
es acertar», por lo cual comprometerá a quienes designe como altos
cargos con un trabajo permanente.
Uribe dijo que también tiene como objetivo asumir el poder con
las iniciativas ya listas de referendo, enmienda constitucional y
otras. Con ellas, el presidente electo busca reducir a una sola
Cámara el actual Congreso bicameral, compuesto por 268
parlamentarios, que fueron elegidos el pasado 10 de marzo y que
todavía no han recibido sus credenciales por denuncias de un gran
fraude. Uribe dijo que espera asimismo poner en marcha, un día
después de que asuma el poder, una «red de vigilantes en las
carreteras», que inaugurará personalmente en el Cesar, departamento
fronterizo con Venezuela, a unos 700 kilómetros al nordeste de
Bogotá.
La otra preocupación inmediata de Uribe es gestionar una
mediación internacional en el conflicto armado de su país, que
lleva ya casi cuatro decenios, y que prometió afrontar con «mano
firme». Tras haberlo anticipado en el discurso con el que recibió
su elección en un hotel del norte bogotano, el político precisó
ayer que presentará esa solicitud a las Naciones Unidas, la UE,
Estados Unidos y los países vecinos al suyo, que comparte fronteras
con Venezuela, Ecuador, Perú, Brasil y Panamá.
Sin embargo, Uribe resaltó que en esa tarea será fundamental la
ONU «al más alto nivel», por una petición formal que le hará el
Gobierno de Colombia. Esa solicitud, precisó, consiste en que sea
la ONU la que «busque reanudar el diálogo con los grupos rebeldes,
sobre la base de que abandonen el terrorismo y se facilite un cese
de hostilidades». Como ha prometido un gobierno de «unidad
nacional», Uribe ratificó que mantendrá en los próximos días
reuniones con sus contendientes en los comicios. Pero uno de los
puntos más conflictivos de su política puede ser el anuncio de
distribuir armas entre la población civil. «Quiero repartir un
millón de fusiles entre los campesinos de las regiones cocaleras
para que se puedan defender de las guerrillas», aseguró el
presidente electo.
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