Los radicales palestinos respondieron ayer al sitio de Ramala y de
otras ciudades cisjordanas con dos atentados en Israel. Ayer por la
tarde, en la localidad de Herzliya, al norte de Tel Aviv, un
suicida palestino hizo explotar las cargas que llevaba consigo a la
entrada de un restaurante, causando al menos dos muertos, entre
ellos el kamikaze, y ocho heridos. Por la mañana, tres estudiantes
israelíes resultaron heridos, uno de ellos grave.
Mientras tanto, los soldados israelíes permanecían en Ramala
donde continúa el toque de queda. Las calles estaban vacías y
cortadas por tanques o blindados. Donde una vez hubo vida, ayer se
impuso la lógica del terror y de la fuerza. La gente atemorizada se
asoma a los balcones cuando ven llegar algo aparentemente
«extraño»: un coche.
Indican con cautela por donde proseguir el camino para no
encontrarse de frente con un tanque dispuesto a encañonar ese
vehículo no autorizado. Mientras Ramala se sume en el silencio de
su toque de queda, sólo interrumpido por el ruido de los disparos,
dos atentados responden al sitio de esta y otras ciudades
cisjordanas.
Ayer por la mañana, tres adolescentes israelíes resultaron
heridos, uno de ellos de gravedad, por la explosión de un artefacto
al paso del autobús en el que viajaban desde la colonia de Kiryat
Arba, cerca de Hebrón, en el sur de Cisjordania, hacia un bosque
cercano al que iban de excursión, situado cerca de la localidad
palestina de Bani Naim, a unos 5 kilómetros al este de Hebrón.
En la ciudad de Herzliya, al norte de Tel Aviv, un suicida
palestino atentó en un restaurante al norte de Tel Aviv causando un
muerto, además del kamikaze, y al menos 8 heridos. La explosión se
produjo poco antes de las siete de la tarde (hora española) en un
restaurante de la localidad de Herzliya.
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