Estados Unidos anunció ayer que insistirá en el derrocamiento del
presidente Sadam Husein tras desestimar una propuesta iraquí a las
Naciones Unidas de discutir la reanudación de inspecciones de armas
de destrucción masiva en su territorio. El portavoz del Consejo de
Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Sean McCormack, dijo que el
problema de las armas y la salida del poder de Husein son dos
asuntos independientes. «Nuestra política sigue siendo la misma. Ha
sido la misma desde 1995 y ésta es la de un cambio de régimen»,
dijo McCormack a los periodistas el viernes.
Al mismo tiempo, insistió en que las inspecciones deben llevarse
a cabo sin ninguna condición. Estados Unidos ha acusado a Irak de
integrar un «eje del mal» junto a Irán y Corea del Norte por su
presunto apoyo al terrorismo y el desarrollo de armas de
destrucción masiva. «Todo el mundo entiende cuál es la naturaleza
de Sadam Husein y su gobierno», expresó McCormack. En una carta
dirigida al secretario general de la ONU, Kofi Annan, el ministro
iraquí de Asuntos Exteriores, Naji Sabri, invitó al jefe de
inspectores del organismo a visitar Bagdad para discutir el
problema.
El canciller alemán, Gerhard Schröder, se mostró por su parte
claramente contrario a una intervención militar contra Irak y
recordó que el compromiso de su Gobierno con la solidaridad hacia
sus aliados no implica lanzarse a «aventuras». «No puedo dejar de
advertir de los peligros que implica hablar de guerra en Irak, sin
reflexionar acerca de sus consecuencias políticas y sin un concepto
político claro para todo Oriente Medio», dijo el canciller. El
canciller advirtió de que Alemania no contribuirá tampoco a los
costes que pueda generar una operación de la OTAN en Irak.
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