Un atentado atribuido por las autoridades afganas a «terroristas»
causó ayer al menos 25 muertos y 80 heridos en las afueras de la
ciudad de Jalalabad, en el este de Afganistán. Horas antes, el
comandante Hazrat Alí, a cargo de la primera división del Ejército
de la provincia de Nangarhar, había dado cuenta de por lo menos 20
muertos y 85 heridos.
La explosión se produjo a las 12:30 locales en un depósito de la
organización no gubernamental ACLU (Unidad afgana de construcción y
logística), en las afueras de Jalalabad. El viernes, día de oración
y de descanso, los afganos se quedan en familia y la mayoría de las
víctimas eran habitantes del barrio. Según el Ministerio afgano de
Defensa, la cifra total de víctimas mortales causadas por la
explosión aún no está clara. La cifra puede aumentar, «porque
muchos de los heridos han fallecido en el hospital», añadió
Ali.
Mohamed Asef Qazizada, subgobernador de la provincia de
Nangarhar, por su parte, dijo que unas 40 personas habían muerto a
causa de la explosión e, incluso, otras fuentes elevan a 70 la
cifra de fallecidos. En opinión de Qazizada, la explosión podría
haber sido accidental ya que había explosivos almacenados en la
sede de la ONG. Otras fuentes apuntaron que la deflagración pudo
ser causada por los materiales explosivos almacenados en las
instalaciones de la empresa para utilizarlos en sus obras de
construcción de carreteras. Las autoridades han abierto una
investigación para esclarecer las causas que provocaron la
explosión en la sede de la ONG, que permaneció ardiendo durante dos
horas. «Se trata sin duda de un atentado con coche-bomba contra el
embalse hidroeléctrico de Darunta», explicó el comandante Hazrat
Alí. «Es obra de terroristas y enemigos de Afganistán», agregó.
El depósito está situado a unos 400 metros de la presa y a unos
cinco kilómetros de la ciudad. «Acabo de trasladarme al lugar y
estoy seguro al cien por cien de que no fue un accidente. He visto
hilos y restos de detonadores y por eso creo que se trata de un
coche-bomba en el interior del depósito de ACLU», informó el
comandante a la AFP. «Habíamos recibido informaciones según las
cuales iba a producirse una gran explosión en esa zona pero no
pensábamos que tendría lugar en ese lugar dedicado a la
reconstrucción», añadió. Según el comandante, los servicios de
socorro seguían buscando entre los escombros heridos o muertos.
La ACLU tiene 16 empleados en Jalalabad para un proyecto de
construcción de un puente de carreteras, precisó Mohamad Maruf, que
dirige la oficina de la ONG en Kabul. Esta nueva tragedia pone en
evidencia la inseguridad que sigue reinando en Afganistán.
Jalalabad, principal ciudad del este de Afganistán cerca de la
frontera paquistaní, era el feudo del vicepresidente afgano Haji
Abdul Qadir, asesinado el pasado 6 de julio en Kabul.
También el pasado mes de abril, el ministro de Defensa afgano,
Mohammad Qassim Fahim, escapó en esta ciudad a un intento de
atentado. Y el 29 de junio, varias explosiones destruyeron un
depósito de municiones en la ciudad fronteriza afgana de Spin
Boldak y causaron entre 10 y 25 muertos. Las autoridades
denunciaron en un primer momento un sabotaje y luego lo atribuyeron
a una negligencia. Un portavoz militar estadounidense afirmó ayer
que las fuerzas de Al Qaeda y los talibán podrían haber lanzado una
nueva campaña militar en Afganistán. El presidente afgano, Hamid
Karzai, declaró recientemente que Al Qaeda, como fuerza militar, ya
no es «una amenaza» pero el teniente coronel King advirtió que
sigue siéndolo. Los heridos de la explosión fueron evacuados a
hospitales de Jalalabad, una ciudad del este de Afganistán situada
muy cerca de la frontera con Pakistán.
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