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EFE/EP-BOGOTÀ El empresario español Francisco Àlvarez Monedero, secuestrado el 9 de diciembre del año anterior en el norte de Colombia, fue liberado el domingo pasado en esa misma región, confirmó ayer una fuente de la policía. Ese responsable se abstuvo de indicar si se pagó rescate por la liberación del empresario y si éste estaba en poder de los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), como se sugirió en diciembre. Fuentes del comando antisecuestro de la policía colombiana (Gaula) señalaron en su momento que los captores exigían un rescate de 2'5 millones de dólares, aunque la familia de Àlvarez Monedero dijo desde España que carecía de ese dinero.

Àlvarez Monedero, de 46 años de edad, fue dejado en libertad en una región montañosa y boscosa conocida como Los Montes de María, entres los caribeños departamentos de Bolívar y Sucre. La Oficina de Información Diplomática (OID), dependiente del ministerio de Asuntos Exteriores de España, informó en Madrid que el empresario fue liberado el domingo en buen estado de salud. El empresario había sido capturado cuando se movilizaba en un vehículo por una calle de la caribeña ciudad de Cartagena de Indias, la capital de Bolívar. Según el Gaula, el automóvil de Àlvarez Monedero fue hallado varios días después, en las cercanías de la también caribeña ciudad de Sincelejo, la capital de Sucre, por lo que desde entonces se sospechaba que se hallaba cuativo en esa región. Àlvarez Monedero era propietario desde hace siete años junto a otros dos socios de una empresa de estructuras metálicas en Cartagena de Indias, que fue puesta a la venta dos meses después del secuestro.

A su vez, el presidente colombiano, Àlvaro Uribe, era el objetivo del ataque masivo de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) durante su investidura el pasado 7 de agosto, según comunicaciones interceptadas a dicha agrupación y que fueron entregadas el lunes por organismos de seguridad. De acuerdo con la información, Arnulfo Briceño, alias 'Mono Jojoy', conversa con interlocutores no identificados, poco después del mediodía del 7 de agosto, cuando ya las FARC habían lanzado un ataque con granadas de mortero contra la escuela militar General Santander y se disponían a desplegar otro contra el centro de Bogotá mientras Uribe asumía la Presidencia del país. En la interceptación, según las autoridades, 'Mono Jojoy', considerado del ala dura de las FARC, indica a otros miembros de las FARC que tengan «buena puntería contra Àlvaro Uribe, todos los generales, todos los empresarios enemigos del pueblo colombiano».

A su vez, el servicio secreto de Colombia (DAS) alertó ayer sobre posibles atentados contra el presidente Àlvaro Uribe en sus desplazamientos por el país, y señaló que detrás de los mismos estaría la guerrilla de las FARC. Por tal motivo, los organismos de seguridad han redobado la vigilancia y las labores de inteligencia para garantizar la seguridad de Uribe. No cabe duda que las FARC continúan su ofensiva en Colombia. Al menos 24 personas murieron tras los combates librados entre esta guerrilla y paramilitares de extrema derecha en las cercanías de la localidad de Valparaíso, en el sur de Colombia. Los enfrentamientos han causado el desplazamiento de un centenar de familias, aseguró el comandante de la XII Brigada del Ejército, el general Luis Alberto Ardila.

El alto mando precisó que los combates se iniciaron el pasado 9 de agosto, duraron cinco días y tuvieron lugar en la zona rural de Santiago de la Selva, adscrita a Valparaíso, en el departamento de Caquetá. Agregó que sólo el lunes, las unidades militares pudieron arribar a la zona del conflicto e iniciar la recuperación de la zona. «Fueron 24 las bajas y el levantamiento de los cadáveres se ha hecho con la presencia de las autoridades pertinentes», subrayó el general Ardila. Los paramilitares de extrema derecha libran una «guerra a muerte» contra los grupos rebeldes de izquierda, en la que se disputan el dominio de vastas regiones campesinas y en la que miles de sus habitantes han sido asesinados por unos u otros, por la «sospecha» de que colaboran con los rivales.