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EEUU confesó ayer su decepción por el alto volumen de sanciones (4.043 millones de dólares, 4.111 millones de euros) que la Organización Mundial de Comercio ha aprobado en su contra por el sistema de incentivos fiscales a las exportaciones, aunque confió en que no se apliquen en la práctica. El Gobierno de George W. Bush esperaba sanciones comerciales por 1.000 millones de dólares (1.016 millones de euros), cuatro veces menos de las que finalmente le impuso la OMC por un sistema que supone una subvención encubierta a las exportaciones de las multinacionales norteamericanas desde paraísos fiscales.

La OMC ha dado la razón a la Unión Europea, de la que Washington está distanciado por otros conflictos comerciales, especialmente por su decisión de imponer tarifas de hasta el 30% sobre el acero importado. Pero Washington ya había comenzado a modificar su legislación y la UE ha anunciado que no aplicará las sanciones autorizadas por la OMC de 4.043 millones de dólares para dar tiempo a su socio y rival comercial a aprobar la nueva normativa.