El 11-S se vivió con tranquilidad en el aeropuerto de Palma. Fue un
día en que se registró un menor movimiento del habitual. Pasillos y
«halls» medio vacíos, serenidad y medidas de seguridad fueron la
tónica dominante. La Policía Local realizó, desde las siete hasta
las diez de la mañana una inspección rutinaria en primera línea de
salidas. Se pidió la documentación de automóviles de servicios
públicos, etc... Frente al párking, la Policia Nacional también
efectuó labores de vigilancia. En facturación la gente salía con
las maletas totalmente relajada.
Un grupo de jóvenes integrado por Ignacio Martínez, Víctor
Fernández, Iván Cuesta, Sergio y Rubén Mayo caminaban sonrientes,
dispuestos a pasar unas buenas vacaciones en el Arenal. Procedentes
de León estuvieron en Barajas, donde «había algunos controles. Pero
hubiésemos podido pasar cualquier cosa», en palabras de Fernández.
Mientras, Gustavo Luis Moretto, argentino, estaba esperando a su
mujer, Alejandra Patricia Yovené y a sus hijos Tomás y Oriana.
«Ellos vienen de Argentina, vía Madrid. Ahora están facturando, y
me han dicho por el móvil que han llegado bien. Al principio tenían
un poco de miedo o superstición por volar en este día, pero no ha
pasado nada».
El conductor de autobuses Toni Adrover parecía un poco aburrido:
«Hoy he hecho solo dos viajes, cuando lo normal es que haga cuatro.
Ahora me voy a buscar sólo a diez turistas franceses».
Sin embargo, a mediodía sucedió una anécdota que no debe pasar
desapercibida, aunque la escena se desarrolló en el aeropuerto de
Barcelona. La contó el mallorquín Joan Miquel Jerez, que había
cogido un vuelo de Spanair con destino a Ancona (Italia). Resulta
que, durante el embarque, entraron en el avión "sin equipaje"
cuatro personas de origen musulmán, ataviadas de la manera
tradicional de su país. Habían pasado los controles, y se disponían
a embarcar. De pronto, entró la Guardia Civil y los retuvo. Los
pasajeros estuvieron una hora y media dentro el avión, hasta que
recibieron la orden de salir fuera con los equipajes de mano. Se
procedió a un exhaustivo registro del aparato. Los musulmanes no
pudieron partir.
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