Los servicios médicos israelíes tratan de ayudar a las víctimas del atentado suicida.

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«Nuestras fuerzas entrarán en el edificio para sacarlos si no salen antes los veinte buscados», agregaron. El Gobierno de Israel exigió ayer la entrega de 20 altos oficiales palestinos, que se encuentran en las oficinas del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), entre ellos el jefe de la guardia presidencial, Mahmud Dambra, y el responsable de los servicios secretos palestinos en Cisjordania, Taufik Tiraui.

En la reunión que mantuvo ayer en Tel Aviv, el Consejo de Ministros, presidido por el primer ministro israelí, Ariel Sharón, acordó, además, aislar a Arafat, pero no deportarle, como se había sopesado en un principio. El Gobierno notificó asimismo que todas las ciudades palestinas de Gaza y Cisjordania quedarán totalmente cerradas y bajo toque de queda y sus tres millones de habitantes privados de cualquier medida de «alivio».

Mientras tanto, excavadoras del Ejército israelí destruían las casas prefabricadas de la guardia personal del presidente palestino. La operación militar contra la Múkata de Ramala ha causado por ahora la muerte de un guardia presidencial y heridas a otros dos, uno de ellos de gravedad, según fuentes israelíes, mientras que los palestinos sólo reconocen la existencia de los dos heridos.

Los blindados israelíes entraron ayer por la tarde en el cuartel general de Arafat en Ramala, horas después de un atentado suicida contra un autobús en Tel Aviv, en el que murieron cinco personas y más de 60 resultaron heridas. Del atentado, el segundo en las últimas 24 horas, se responsabilizó el grupo Azedim Al Kasem, brazo armado del Movimiento de la Resistencia Islámica (HAMAS), pero Ariel Sharón culpó inmediatamente a Arafat, a quien acusó de no hacer nada para evitar este tipo de acciones.