Al menos 182 personas, entre ellas muchos turistas extranjeros,
murieron y más de 170 resultaron heridas en un atentado con bomba
perpetrado en una discoteca y en un bar-restaurante de la isla de
Bali, que el sábado por la noche sembró el pánico en ese paraíso
turístico de Indonesia.
El balance del ataque perpetrado en la isla de los
dioses, un paraíso para turistas llegados sobre todo de
Australia, Estados Unidos y Europa, aumentaba según pasan las
horas. Los socorristas seguían retirando los cadáveres del lugar de
la explosión, mientras los habitantes de la isla seguían
conmocionados. La explosión más potente destrozó una discoteca, el
Sari Club, y un bar-restaurante, atestados de turistas extranjeros,
en el barrio turístico de Legián, cerca de Denpasar, la capital
provincial. La explosión provocó un gigantesco incendio que arrasó
durante horas los dos establecimientos y edificios y comercios
cercanos. Otra bomba estalló segundos después de la primera cerca
de un edificio consular de Estados Unidos en Bali, sin causar
víctimas, según la policía. El atentado, que no fue reivindicado
por el momento, se produjo poco después de que diplomáticos
estadounidenses advirtieran del riesgo de atentados terroristas en
Indonesia relacionados con la red del fundamentalista islámico
Osama Bin Laden.
El mes pasado, la embajada estadounidense y el consulado de la
ciudad de Surabaya cerraron durante seis días debido al riesgo de
atentados relacionados con Al Qaida. Varios turistas australianos
figuran entre los muertos. Las embajadas extranjeras trataban de
determinar, en medio de una gran confusión, cuántos de sus
ciudadanos se encontraban entre las víctimas.
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