Venezuela amaneció ayer paralizada en un 85 por ciento, a pesar de
las amenazas que el sector oficialista había venido haciendo desde
que la semana pasada la oposición anunciara la convocatoria de la
marcha. Salvo algunos intentos de confrontación, la oposición ha
hecho caso omiso a las provocaciones y se ha llevado a cabo gran
parte de la jornada del 'Paro Cívico Nacional'. Al finalizar las
doce horas de huelga, los directivos de la oposición, que
convocaron una concentración en Chuao, este de Caracas, anunciarán
las medidas a tomar de no haber un pronunciamiento a favor de un
llamamiento a elecciones por parte del Gobierno de Hugo Chávez.
El pasado jueves, tras la 'Toma de Caracas', que reunió a 1'2
millones de personas y que intentó ser minimizada tres días después
por una concentración oficialista, que sumó 93.000 personas, el
presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV),
Carlos Ortega, expresó el sentir de la mayoría de la población,
convocando un 'Paro Cívico Nacional' para ayer, si el presidente de
la República no se pronunciaba antes sobre un adelanto de la
convocatoria de elecciones.
No obstante, la ministra de Trabajo, María Cristina Iglesias, en
una entrevista concedida la cadena de la televisión del Estado,
exhortó a los trabajadores a ejercer su derecho al trabajo y a
levantar informes o comunicarse con su Ministerio para notificar
las empresas que cerrarían hoy, e insistió en que el paro era
«ilegal», ya que, destacó, la manifestación fue «intempestiva» y
«no está contemplada en la legislación venezolana». Asimismo, la
ministra desestimó el paro al señalar que la situación en el país
es de «total normalidad».
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