Unos cincuenta secuestradores que asaltaron ayer un teatro de Moscú
tomaron hasta 700 rehenes, minaron el edificio y exigieron el fin
de la guerra de Chechenia. Un niño liberado por los asaltantes dijo
a la televisión rusa que los asaltantes han reclamado «que termine
la guerra», en clara alusión a la contienda en la separatista
Chechenia. Testigos que llaman del interior del teatro han señalado
que los asaltantes tienen rasgos del Cáucaso y están minando el
teatro.
Los terroristas llegaron a la sala de conciertos, situada en el
sureste de Moscú, en vehículos extranjeros de gran cilindrada,
irrumpieron con sus armas en el edificio y tomaron como rehenes a
entre 600 y 1.000 personas que asistían a la función de un musical.
Entrevistado por la televisión a su salida del teatro, el niño dijo
que los terroristas anunciaron su firme decisión de dinamitar la
sala en caso de un asalto por las fuerzas del orden.
Según el niño, la sala de conciertos está tomada por «unos
quince» asaltantes, que tienen rasgos caucasianos y «hablan su
lengua» entre ellos. Simultáneamente, Movladi Udúgov, conocido
ideólogo de los independentistas chechenes y jefe del servicio de
información de la guerrilla separatista, asumió la responsabilidad
por el asalto en una llamada a la radio Eco de Moscú. Udugov dijo
que el asalto era obra de un comando de «kamikazes» chechenes bajo
el mando de Arbi Barayev, famoso comandante chechén.
Según los testigos, los terroristas se llaman a sí mismos
«suicidas de la división 29» y todos tienen cinturones cargados de
explosivos. Los servicios de seguridad que acordonaron la zona
informaron de que habían entrado en contacto con los terroristas y
aseguraron que de momento había intención de asaltar el teatro. Los
asaltantes han amenazado con matar diez rehenes por cada uno de sus
hombres que sea abatido por la policía.
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