«Esperamos que este grado de cooperación se repita en los
próximos días y sea un ejemplo para el futuro», agregó Baute. Ambos
responsables revelaron, además, que sus respectivos equipos «no
tomaron ninguna muestra para analizar en ninguno de los lugares
visitados» en este primer día. En medio de una gran expectación,
dos equipos de inspectores de la ONU salieron a gran velocidad en
vehículos propios hacia el norte y el sur de Bagdad, donde
visitaron una fábrica militar y una planta de grafito. La primera
consecuencia de su trabajo fue un enorme caos en el tráfico de la
capital iraquí, ya que los inspectores abandonaron su cuartel
general, en el hotel Canal escoltados por la policía y perseguidos
por una pléyade de periodistas.
La segunda fue que las alarmas de antiaéreos se dispararon en
Bagdad, al perecer por la presencia de aviones de combate
norteamericanos y británicos sobre el cielo de capital iraquí,
supuesto que ha sido desmentido desde Washington. Pericos explicó
que pocos después de la salida su grupo se dividió en dos, para
volverse a juntar y regresar juntos al hotel. Añadió que uno de los
grupos se dirigió a una fábrica de grafito en la zona de
Al-Ammariyyeh, a unos 130 kilómetros al suroeste de Bagdad.
«Inspeccionamos este lugar porque era uno de los sospechosos de
fabricar piezas para la construcción y lanzamientos de misiles»,
explicó Pericos en el hotel Canal.
Añadió que los once inspectores que examinaron la fábrica «se
informaron de las actividades que se llevan a cabo en esos dos
lugares, donde según Irak se trata el grafito para la fabricación
de lapiceros y baterías de automóvil». Baute, por su parte, dijo
que los inspectores de la OIEA visitaron una factoría de
generadores eléctricos para la fabricación de cemento llamada
Tahadi (desafío), situada a unos 25 kilómetros al noreste de la
capital iraquí.
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