La celebración de un «referéndum consultivo» el próximo 2 de
febrero sobre la continuidad en la presidencia de Hugo Chávez puede
acercar al Gobierno y a la oposición venezolanos, pero el camino
hasta llegar a una solución pacífica del conflicto sigue plagado de
obstáculos. El escollo más inminente es la huelga general
indefinida anunciada para el lunes por la Coordinadora Democrática,
que agrupa a la oposición.
El paro se mantiene a pesar de que la Coordinadora anunció en
días pasados que estaría dispuesta a reconsiderar la convocatoria
si el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunciaba la celebración del
referéndum, tal como ocurrió la madrugada del jueves. El
«referéndum consultivo» ha sido un «punto de honor» para la
oposición tanto en sus relaciones con el Gobierno como en la «mesa
de negociación» que dirige el secretario general de la Organización
de Estados Americanos (OEA), César Gaviria.
Gaviria, que también representa al Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD) y al Centro Carter, preside unas
negociaciones para buscar una «salida electoral» a la crisis
venezolana. La oposición, sin embargo, antepuso el objetivo del
«referéndum consultivo» sobre la «salida electoral», según dijo
Américo Martin, representante de la oposición en la «mesa».
No está claro el interés de la Coordinadora en este tipo de
referéndum, dado que su carácter puramente consultivo no obligaría
a Chávez a dejar la presidencia en caso de serle adverso. El
carácter no vinculante de la consulta ha sido reconocido por los
principales portavoces de la Coordinadora, que han tratado de
paliar esa limitación con el argumento de un voto de rechazo a
Chávez tendría un «indudable peso moral».
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