El Consejo Europeo de Copenhague no defraudó las expectativas, y
casi sin retraso, el primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen,
anunció a sus colegas que los candidatos más resistentes habían
aceptado la última oferta financiera. «Hoy hemos decidido crear una
gran Europa. La nueva Europa acaba de nacer», dijo Rasmussen poco
después ante la impresionante «foto de familia» de todos los jefes
de estado o gobierno.
El 1 de mayo de 2004 ingresarán en la Unión Euopea la República
Checa, Hungría, Polonia, Eslovaquia, las tres repúblicas bálticas
-Lituania, Letonia y Estonia-, la república ex yugoslava de
Eslovenia y las pequeñas islas mediterráneas de Chipre y Malta.
Bulgaria y Rumanía seguirán negociando con la mirada puesta en 2007
como meta para la adhesión. Turquía, por el contrario, el único
país musulmán aspirante a ingresar en la Unión, tendrá que esperar
hasta diciembre de 2004 para saber si la UE (los Veinticinco socios
entonces) considerará cumplidas las condiciones democráticas para
su adhesión.
Todos los futuros miembros son estados con una renta per cápita
sensiblemente inferior a la media de los Quince: desde el 31% de
Letonia al 78% de Chipre. El país más importante de todos por su
extensión y población, Polonia, apenas supera el 40% de la renta
media comunitaria, doce años después de la caída del comunismo.
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