Cientos de miles de personas coparon ayer las autopistas de Caracas exigiendo la renuncia del presidente Hugo Chávez, mientras los trabajadores en huelga de la petrolera estatal rehusaron volver al trabajo a pesar de una orden de la máxima corte del país.
El paro, que demanda la dimisión del presidente y elecciones inmediatas, es liderado por empresarios, sindicalistas, políticos opositores y organizaciones civiles. La protesta ha detenido las exportaciones de petróleo y reducido en un 90 por ciento la producción del quinto exportador mundial de hidrocarburos.
Por su lado, varios miles de partidarios de Chávez, un militar retirado quien asumió el poder al ganar con amplio apoyo la elecciones de 1998, se concentraban en diversas plazas de la capital con el objetivo de respaldar la «revolución bolivariana» del mandatario e hicieron algunas marchas. «Chávez es un presidente bonito y el único que puede sacar a Chávez del pueblo es la Constitución», dijo Orlando Colmenares, un cultivador de rosas. Mientras ambos bandos manifestaron en diferentes puntos de la ciudad, una asamblea de trabajadores de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), reunida en Caracas, acordó horas antes mantener el paro con el fin de lograr la renuncia de Chávez.
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