Mientras, Irak parecía decepcionado ayer por el severo informe
presentado ayer ante el Consejo de Seguridad de la ONU por Hans
Blix, uno de los jefes de los inspectores de desarme, al que ha
acusado de agrandar algunos aspectos y de minimizar otros. En
cambio, fuentes diplomáticas en Bagdad afirman que las autoridades
iraquíes apreciaron un poco más la «moderación» de ElBaradei, quien
pidió al Consejo de seguridad de la ONU un plazo suplementario de
algunos meses para proseguir los controles, algo que Blix ni
siquiera sugirió.
Según un diplomático occidental que trabaja en Bagdad, las
autoridades iraquíes dan la impresión de estar «sorprendidas y
decepcionadas» por la dureza del informe, ya que creían haber
mitigado las divergencias durante la visita de Blix y del director
de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), Mohamed
ElBaradei, en Bagdad los pasados 19 y 20 de enero.
Por su parte, el presidente de Irak, Sadam Husein, advirtió ayer
a los militares de que deben estar atentos y denunciar «cualquier
indicio de traición» en las filas del Ejército, ante el acoso que
sufre el régimen de Bagdad. «Traición es, en cualquier
circunstancia, un signo de debilidad. Es la peor de las debilidades
humanas», explicó Sadam.
El amenazado presidente iraquí subrayó, no obstante, que no se
siente «preocupado», y que, pese a su advertencia, los oficiales
«no debéis tampoco inquietaros». «Aún así, tenéis que mostraros
alerta, con una vigilancia legítima y apropiada», porque «la
traición es un acto afeminado, que no asusta, pero que puede
producirse en momentos de desconcierto», advirtió el presidente
iraquí.
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