Bush saluda a los congresistas después de pronunciar el discurso sobre el Estado de la Unión.

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F.PUCHOL/M.VIDAL
Estados Unidos espera que las pruebas sobre el armamento iraquí que el secretario de Estado, Colin Powell, presentará el día 5 ante el Consejo de Seguridad de la ONU, convenzan a los escépticos de que la guerra puede ser necesaria. La Casa Blanca ha endurecido su mensaje contra Irak y ha redoblado sus esfuerzos por persuadir a una reacia opinión pública y a la comunidad internacional de la necesidad de recurrir a la fuerza en el caso del presidente de Irak, Sadam Husein.

La crisis, afirmó ayer el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, «ha entrado en su fase final», en la que el presidente estadounidense, George W. Bush, llevará a cabo intensos contactos diplomáticos con sus aliados europeos y la ONU. El objetivo, explicó Fleischer, es comunicar al presidente iraquí un último mensaje «serio y contundente» sobre la necesidad de entregar sus armas no convencionales.

Si el régimen de Bagdad hace caso omiso, agregó, «que no quepa duda de la determinación del presidente (Bush) a que una coalición desarme a Sadam Husein». Como parte de la ofensiva diplomática, el presidente estadounidense se reunirá en Washington hoy con el jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, y mañana hará lo propio con el primer ministro británico, Tony Blair, dos de sus mejores aliados en la crisis. También hoy, Powell recibirá en Washington a su colega canadiense, Bill Graham, cuyo país ha expresado sus dudas sobre la conveniencia de una invasión.

El 5 de febrero, Powell acudirá a las Naciones Unidas para revelar las pruebas obtenidas por sus servicios secretos y que, según Washington, demuestran que Irak oculta armamento prohibido y viola la resolución 1441 de la ONU, que le conmina a deshacerse de sus armas no convencionales.

Aunque EEUU ha declarado «deseable» una nueva resolución de la ONU que vaya más allá de la 1441, ha matizado que no la considera «obligatoria» y está dispuesto a ir en solitario a una guerra si cree que no hay otra alternativa. En su discurso anual sobre el Estado de la Unión, Bush afirmó ayer que Washington no esperará a las decisiones de otros países con respecto a Irak. Washington, insistió, emprenderá «cualquier acción» que considere necesaria contra el régimen de Sadam para «defender la libertad y la seguridad del pueblo de Estados Unidos».