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La OTAN alcanzó anoche un acuerdo para iniciar la planificación de medidas militares para la defensa de Turquía en caso de una guerra en Irak.

El compromiso fue posible gracias a que Bruselas levantó las reservas que había formulado a un texto de compromiso del secretario general de la OTAN, George Robertson.

El acuerdo fue logrado, sin el apoyo de Francia, en el seno del Comité de Planes de Defensa de la OTAN que reúne a los dieciocho países miembros integrados en la estructura militar.

El consenso fue posible después de largas negociaciones y de que fueran superadas las divergencias en torno a la vinculación entre la ayuda militar que la OTAN dará a Turquía y la evolución de las gestiones de Naciones Unidas para resolver pacíficamente la crisis iraquí.

Bélgica exigió hasta el último minuto que se estableciera un claro nexo entre el apoyo militar a Turquía y la evolución de la crisis iraquí en el seno de la ONU, a fin de no dar la sensación de que se descarta de antemano una salida política.

Este país levantó sus reservas porque quedaron satisfechas sus demandas y obtuvo en particular una referencia explícita al marco de Naciones Unidas para la solución pacífica del problema iraquí.

El texto indica que la OTAN «continúa apoyando los esfuerzos de Naciones Unidas para hallar una solución pacífica a la crisis».

La decisión tomada, añade, «se refiere sólo a la defensa de Turquía y no prejuzga cualesquiera otras operaciones militares de la OTAN o futuras decisiones de la Alianza o del Consejo de Seguridad de la ONU».

Agrega que el Comité de Planes de Defensa «decidirá sobre la aplicación de las medidas defensivas como una cuestión de urgencia y continuará consultas.

El acuerdo permite a la OTAN pedir asesoramiento militar a sus mandos para el despliegue en Turquía de aviones-radar AWACS, de baterías de misiles Patriot, que serán enviados por parte de Holanda y estarán conectados a la red de radares de la Alianza, y de unidades contra la guerra bacteriológica y química.

Francia, Alemania y Bélgica subrayaron en una declaración común que este acuerdo «no pone para nada en entredicho los esfuerzos en curso» que se realizan en la ONU para una solución pacífica de la crisis iraquí.