Una reproducción del Guernica de Picasso, frente al Parlamento italiano.

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El Reino Unido ha empezado una ofensiva negociadora «entre bastidores» para convencer a Estados Unidos de que hay que dar tres semanas más a la diplomacia antes de pedir a la ONU autorización para atacar Irak, según publicaba ayer «The Times».

El periódico, que cita como fuentes a altos cargos diplomáticos, señala que el primer ministro británico, Tony Blair, y su titular de Exteriores, Jack Straw, sopesan la fecha del 14 de marzo para solicitar el aval de Naciones Unidas para una acción militar. Blair y Straw mantienen que la demora podría servir para persuadir al presidente de Francia, Jack Chirac, y a otros líderes indecisos de que Irak no ha cooperado con los inspectores de desarme de la ONU y, por consiguiente, hay que aprobar el uso de la fuerza.

Sin embargo, según las citadas fuentes, Washington se ha mostrado reticente a retrasar la solución de la crisis iraquí más allá del 1 de marzo, cuando el jefe de los inspectores de desarme, Hans Blix, comparecerá de nuevo ante el Consejo de Seguridad de la ONU. La Administración norteamericana, apunta el diario, teme que el proceso diplomático se prolongue de forma indefinida y que esa demora socave sus preparativos militares en la región del Golfo Pérsico.

Pese a las diferencias estratégicas, Londres y Washington quieren alcanzar un acuerdo antes de que Blair hable con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, a finales de esta misma semana, de acuerdo con los altos cargos diplomáticos consultados por el «Times».

El primer ministro británico ya reiteró el pasado martes la necesidad de atajar el problema iraquí por la vía de las Naciones Unidas.

«Queremos trabajar con nuestros amigos y aliados para ver si podemos conseguir una segunda resolución» de la ONU que autorice una intervención bélica en el Golfo, afirmó Tony Blair. De otra parte, el Gobierno británico aconsejó ayer a sus ciudadanos que abandonen Irak «de forma inmediata», ante el aumento de las tensiones en la región y del riesgo de una acción terrorista.